Despertaste, tu mejilla se sentía extraña. La tocaste, estaba llena de saliva, habías dormido con la boca abierta. La limpiaste a regañadientes y rápidamente.
Abriste los ojos, todo estaba obscuro. No sabías dónde estabas, pero eso no te alarmaba, giraste y viste a Paul dormir. Con eso te basto para volver a cerrar los ojos.
Escuchaste unos ruidos. Despertaste lentamente. Giraste de nuevo para ver si Paul estaba a tu lado, pero no.
Te levantaste con tranquilidad. Y Paul salió del otro lado de la cama.
Paul- Lamento haberte despertado…Es que- hizo una mueca- se me cayeron unas monedas- Te mostro su cartera negra.
Tú- No importa- Te moviste muy pesadamente hasta él. Te acercaste a su rostro y dijiste – Buenos días- Lo besaste suavemente en su mejilla. Paul sonriendo- Buenos días ………………- Y te beso rápidamente tus labios.
Saliste de la cama para estar parada al lado de Paul, y ahí fue donde por fin te diste cuenta en donde estaban, en la casa de Paul.
Tú- ¿Cómo llegue aquí?- Mirabas, por una extraña razón, el techo. Paul- Pues hicimos un largo viaje, y tú estabas muy cansada, así que dormiste… dormiste mucho, la verdad dormiste todo el viaje, pero no importa. Y pues, al final no te quise despertar, y te traje cargando hasta aquí- Sonrió y saco el pecho como un superhéroe. Tú- Ay, qué vergüenza. Pero muchas gracias- Inclinaste un poco tu cabeza hacia la izquierda. Paul- No fue nada…- Paul inclino un poco su cabeza a la izquierda y se acerco a ti. Te sonrió.
Sus labios, sus labios, tan perfectos. Estaban tan cerca de los tuyos, a menos de dos centímetros.
Un sonido horrible lleno la habitación. Paul de un salto llego a tus labios, aunque más que un beso, eso había sido un golpe.