Hola



27.9.12

Capitulo 1.151


Paul te dejó en tu casa, no sin antes: Él- ¿Segura que no quieres que me quede? – Tú – No, Paul. – Apretaste su nariz – No te necesito esta ocasión, debo de hacer unas cosas yo sola. – Paul mirándote – Te extrañaré. – Tú – Y yo a ti. – Besaste la mejilla de Paul y te despediste.
Entraste a tu casa, después de cerrar la puerta no hiciste ningún otro movimiento hasta que escuchaste que Paul se había ido con su coche.
Sólo había una cosa que tenías en mente que debías de hacer; tomaste el teléfono, marcaste un número que te sabías de memoria.
Tú – Hola, Norma… Sí, sí, ya sé que tiene mucho tiempo… No seas exagerada…  Pero, ¿cómo? … ¿Todo eso? Sí lo sé… Espera, ¿te dijo eso?... Sí, sí… Ah, no, no, jamás… Creo que una vez….  Pero fue después del segundo o del quinto… No puedo creerlo… Sí, no, tal vez… Bueno, ya cállate, Norma. – Reíste- Te quería pedir un favor… Sí, sí solo es por eso que te marco. – Buscaste un lápiz y papel - ¿Sabes dónde vive Kevin? – Del otro lado del teléfono tu amiga te daba la dirección – Solo lo quiero ir a visitar, solo eso…. Sí, muchas gracias, tengo que ir… No, claro que no…  ¿No me crees?... Si te prometo que iré a una fiesta contigo… Sí, lo haré… Muy bien lo juraré… Ya, ya, aquí va: Juro ir contigo a una fiesta junto con Paul… ¿El nombre completo? Eres una exagerada y no seguiré tu juego… ¡SÍ! Te lo prometo, bueno adiós, adiós, sí, sí, adiós. – Colgaste el teléfono, seguido de esto tomaste un bolso en donde sabías que estaban las llaves de tu automóvil y saliste de tu casa.
Buscaste la dirección que Norma te había dado, cosa que se complico un poco, pues comenzó a llover. Pero al final, encontraste la casa de Kevin.
Esperaste afuera para ver si había alguien en casa, todo indicaba que sí: el auto de la familia y de Kevin estaban parqueados en el jardín, y de algunas ventanas salía luz.
Te decidiste a salir del auto que te protegía de la lluvia, cuando llegaste a la puerta de la casa de Kevin tocaste fuertemente con tus nudillos, no tardó mucho para que te abrieran
Una señora de cabello corto, muy bien peinado, y con un maquillaje anticuado, al igual del vestido azul marino que traía puesto, y no decir del suéter que usaba - ¡Cuánto tiempo sin vernos! – Y esa era la detestable, pero muy amable madre de Kevin. Tú riendo tímidamente. Ella – Pasa, cariño, pasa – Tú – Muchas gracias. – Entraste al caliente hogar de Kevin. Ella – Ven, siéntate, pequeña ¡Pero mira lo mojada que estás!–Lo decía mientras tomaba su rostro con las manos aterrorizada. Tú – No, no, solo quiero hablar con Kevin, además no quiero arruinar su hermoso sillón – Una cosa que habías aprendido era que a la madre de Kevin le encantaba que hablaran bien de ella, pero en especial de sus carísimos muebles, que su esposo compraba en cada viaje que él hacia a Estados Unidos.
Un hombre salió de un cuarto contiguo al vestíbulo – Querida, ya no hay detergente. – Traiga en sus manos una botella del tal detergente. Ella – Cariño, - se acercó a él – deja eso. – Le quitó el envase de las manos y dijo – Mira quién está aquí. – Alzó la mirada y por fin conocías al padre de Kevin, y ahora ya sabías de quién había sacado los ojos y la nariz – Oh, que sorpresa. Tú eres, tú debes ser ………………………- Tú sonrojada – Sí, soy yo. – Extendiste tu mano para estrecharla con la del hombre que había sacado un pañuelo para limpiar sus manos del detergente . Él – Un placer para mí también. Solo tenía el gusto de conocerte por fotos de la infancia, por supuesto, y por las anécdotas que cuenta nuestro hijo. – La madre de Kevin, que era bien conocida por ser compulsiva, tenía las manos llenas de detergente, que seguramente su esposo había dejado caer descuidadamente ensuciando toda la botella de aquel líquido, ella tenía una expresión muy dramática buscando un lugar donde dejar ese objeto pero un lugar en donde no ensuciara ninguno de sus hermosos muebles.
Tú – Sí, hemos pasado por mucho su hijo y yo. – No había duda de eso. El padre con un refinado vocabulario decía mientras acomodaba los tirantes de su pantalón – Eso me complace demasiado. Me parece – decía ahora tocándose la barbilla – que en estos momentos no está en condiciones para recibir visitas. – Tú – Disculpe, ¿De qué habla? – Ella – Parece que nuestro hijo está tomando una ducha, pero tú puedes tomar asiento, te buscaré algo para que te quites esa ropa mojada. – Tú – No, no hay problema, la verdad es que es muy urgente hablar con Kevin, su hijo. – Ella sonriendo– Pero no creo que esté en condiciones…- Tú – Por favor, creo que no le importara. – A la querida madre de Kevin se le acababa de borrar la sonrisa de su rostro y ahora te miraba con desdén, bien oculto tras sus pestañas llenas de rimel – Te he dicho que… - Su esposo – Querida, ve y sube, averigua si nuestro hijo puede recibir a esta invitada especial. – Ella sonriendo de nuevo – Lo haré. – Tú – La acompaño, señora. – Ella con un rostro serio – Está bien. – Y ahí aparecía de nuevo su sonrisa – Puedes decirme Kate, lo sabes. – Tú – Eso sería una falta de respeto para usted. – Ella rió como chiquilla.
La acompañaste hasta la habitación de Kevin donde su madre toco la puerta cerrada. Ella - ¿Querido? - ¿Acaso todos en esa casa se llamaban “querido”?  Tocó de nuevo - ¿Kevin, querido? – Abrieron la puerta, y por supuesto era Kevin con un albornoz puesto. Su madre- Querido… - mirándolo nerviosamente – te ha venido a buscar. – Kevin mirándote, pero sin mostrar sorpresa. Su madre continuó – Le he dicho que no estás en condiciones,- miro de arriba a abajo a Kevin – para recibir una visita, pero ella ha insis…- Él- Está bien, madre.- Ella- ¿Cómo? – Kevin – Está bien, ahora déjanos solos.- Abrió la puerta para que tú entraras. Tú- Con permiso. – Pasaste a la habitación y pudiste oír a la madre de Kevin diciendo - ¿Solos, en tu cuarto, tú así…? – Y Kevin cerró la puerta.
->Casi llegamos a las 100 seguidoras. (:

16.9.12

Capitulo 1.150


Saliste del cuarto de baño envuelta en una toalla.
Paul – Justo acabo de encontrar algo de ropa para ti. – Tú – Gracias.- Paul te dio la espalda y salió de la habitación. Tú tomaste la ropa que te había dado, te la pusiste y suspiraste.
Estabas demasiado cansada para ir a averiguar dónde estaba Paul, así que optaste por recostarte en la cama, y envolverte en sus sábanas.

Cuando Paul regresó a la habitación tú ya estabas a punto de quedarte dormida.
Él - ¿Te importa si trabajo un rato? – Tú – No, no. - Te llamó la atención que Paul trabajara, pues tú nunca lo habías visto componer, que suponías, era a lo que llamaba trabajo.
Él se sentó junto a ti en la cama, traía consigo unos papeles con frases, oraciones, estrofas completas, y una que otra tachadura.
Estabas demasiado cansada, pero querías ver a Paul mientras escribía. Él – Disculpa si te molesto, es que solo quería hacer unas pequeñas modificaciones, pero no quería estar ni un minuto sin ti…- Tú – No, no me molesta, has como si no estuviera. – Paul – Pero si eso es lo que no quiero.- Te dio un dulce beso en la mejilla. Cerraste los ojos para disfrutar ese momento, pero ya no pudiste abrirlos de nuevo, y te quedaste dormida.
A la mañana siguiente no encontraste a Paul en la cama, algo muy común últimamente.  Aun así te levantaste y te pusiste ropa casual, que también la noche anterior Paul te había traído. Saliste de la habitación, bajaste las escaleras tratando de no hacer ruido.
Un olor a pan tostado hizo que te dirigieras hasta la cocina, solo guiándote por el olor. Y ahí estaba Paul McCartney con una mirada desesperada y haciendo movimientos rápidos, pero principalmente, torpes.
Tú - ¿Te encuentras bien? – Paul – Oh, te quería sorprender, pero ya te has levantado- Tú acercándote - ¿Puedo ayudar? – Paul – No, no, ya está todo listo – Tú mirando lo sucia que había quedado la cocina – Parece que hiciste un desastre. – Paul – No sé lo que me pasó. Solo hice tostadas. – Tú riendo y tomando un pan tostado – Ven, hay que sentarnos para desayunar juntos -.
Pronto Paul y tú estaban teniendo un delicioso desayuno. Pero de repente Paul  te dijo - ¿Cómo se siente, señora McCartney? – Habías tragado un pedazo completo del pan tostado, y te estabas ahogando, comenzaste a toser y a toser. Paul – Toma este té, tómalo. – Le hiciste caso, y esto te alivio casi al instante. Paul - ¿Estás bien? – Tú – Sí, - tu voz no recobraba el tono normal – sí, estoy bien. – Aclaraste tu garganta. Paul – Me preocupaste…- No dijeron nada más a partir de ese momento.
Cuando terminaron de comer, y ayudabas a Paul a limpiar los tratos, dijiste – Tengo que regresar a mi casa…- Paul - ¿Para qué? – Tú – No puedo quedarme aquí…- Paul te miro e iba a decir algo – no puedo quedarme aquí, allá todo es más fácil para mí, ya tengo una rutina, todas mis cosas están allá. – Paul - ¿No quieres mudarte conmigo?- Tú - ¿Mudarme? ¿Tan pronto? – Él con desconcierto - ¿Tan pronto? – Te tomó por la cintura – Nos vamos a casar. No creo que sea tan pronto.-  Tú sintiendo un balde de agua fría – Sí, lo sé, cariño. – Tomaste un mechón de cabello de Paul – Pero ni siquiera tengo ropa para cambiarme, no tengo un cepillo de dientes, no tengo el material para la escuela, aquí me queda muy lejos de la escuela y de mi trabajo.- Paul besando tus labios mientras hablaba – Deja tu ropa, deja todas tus cosas – Tú- Paul… - Te parecía lindo todo lo que decía. Él continuó – Deja de estudiar, deja de trabajar…- Te separaste de él y con los ojos bien abiertos dijiste - ¿Qué? Paul, ¿de qué hablas, por qué me pides esto? – Paul sin comprender – Sería divertido.- Tú - ¿Divertido? – Te separaste de sus brazos – Estás hablando de mi futuro.- Paul con su sonrisa que parecía sin entender aún – Nuestro futuro. – Paul seguía hablando con su tono meloso y lo odiabas. Tú - ¿Nuestro? Sí, sí, pero… - nerviosamente – tú ya tienes un futuro consolidado, eres exitoso, rico, guapo, talentoso, integrante de una banda - Suspiraste -  Yo por otro lado, no tengo nada. – Paul sin entender – Me tienes a mí. – Tú  explotando - ¡Basta, Paul! – Él - ¿Qué pasa? – Tú – Yo necesito hacer esto. – Paul – Pero ahora tienes que hacerlo conmigo…- Parecía que ya estaba más serio. Tú – Lo sé, pero…- Paul – Aún no estás preparada.- Tú negando con la cabeza-No, no es eso…- Paul - ¿Entonces?  - Tú un poco más tranquila – Ponte en mi lugar, por favor, piénsalo. – Paul mirando sus dedos – Sí, creo que tienes razón…- Tú aliviada – Sabía que entenderías… - Besaste su frente. Tú un poco nerviosa – Pues creo que iré ahora, tú sabes… - Paul con una sonrisa – Te acompaño.-  Tú – No, no… Bueno, sí, es que no traje mi auto, - estabas muy avergonzada, acababas de pedirle a Paul darte un espacio, y ahora le pedías un favor. - entonces me tendrás que llevar, pero… - Paul – Pero quiero ir. – Era momento de hablar serio con Paul – Cariño, tengo que hacer algunas cosas en las que no… no necesito compañía. – Paul – Ahora entiendo, - suspiró -  ¿entonces solo quieres que te lleve a tu casa y ya?…- Tú besándolo- Sí, por favor – Paul - ¿Segura? – Tú – Totalmente. – Paul - ¿Entonces qué esperamos? Entre más pronto te vayas, más temprano llegarás y estarás más tiempo conmigo. – Te volvió a tomar por la cintura, y comenzó a besar tu cuello y boca. 
-> COMENTEN ;)

24.8.12

Capitulo 1.149


Tú - ¿Qué? – No habías escuchado lo que Paul te había dicho, estabas demasiado ocupada escuchando el latir de su corazón. Él – Te pregunte qué si te gustaría casarte conmigo – Tú incorporándote - ¿Qué? – girándolo a ver, y notar una gran sonrisa y un brillo hermoso en sus ojos, que se estaba levantando - ¿Te casarías conmigo? – Y sin soltarse de las manos, tú respondiste – Sí, sí, sí – Reíste incontrolablemente, mientras temblabas, y con lágrimas a punto de escaparse de tus ojos repetiste – Sí, sí – Paul se abalanzó lentamente hacia ti, y te besó. Él se iba a apartar de ti, pero tú lo tomaste por su nuca y lo acercaste de nuevo a tus labios.
Tú temblando – Te amo, te amo, te amo – Paul al unisonó – Te amo, te amo, te amo – Suspiraste y Paul te miro fijamente – Señora McCartney…- Tú moviendo las piernas nerviosamente – No puedo creerlo. – Paul – Señora McCartney esta noche bajo la luz de las estrellas luces hermosa - Tú- No puedo dejar de sonreír. – Se acerco hasta tu frente y la besó y dijo – Es lo que siempre he querido, – Te miró – casarme con la mujer que amo. Desde el momento en que  Ven, vamos a casa. – Se levantó completamente, te tendió su mano y te ayudó a levantarte.
Diste un paso para tu casa, mientras Paul caminaba en dirección contraria. Esperaste dónde estabas, querías entrar con él a tu casa.
Él con su amabilidad natural - ¿Qué haces ahí? – Tú – Esperándote… - Paul - ¿Esperándome? – Se acercó a ti lentamente, mientras tú lo veías avanzar hacia ti, con ese caminar tan glamuroso. Paul – ¿No me acompañaras a casa? – Tú – Pero…- girando a tu casa. Él sonriéndote – Esa no es nuestra casa…-  Tú sonriendo tímidamente. Paul - ¿Me acompañas? – Tomó tu mano, mientras asentías con la cabeza.
El camino estuvo en silencio, pero un delicioso silencio que te dio tiempo de poder sonreír todo lo que quisieras, soñar en tu vida futura, imaginar todas las canciones que Paul compondría para ti, las mañanas despertando y que lo primero que veas sean sus hermosos ojos, las noches fantásticas que tendrías, sus hijos con los mágicos ojos de tu hombre…
Llegaron a su casa como Paul había dicho. Él muy amablemente fue hasta la puerta del copiloto de su auto, y la abrió.
Tú – Gracias – Paul – No hay de que.- Te guiño el ojo, hacia tanto tiempo que él no te guiñaba un ojo que te quedaste plantada en suelo mirando su rostro. Paul - ¿Estás bien? – Tú recuperándote y cerrando y abriendo los ojos – Sí, sí, bien, sigamos. –
Llegando a la habitación de Paul tu muy incómodamente dijiste – Ahora regreso…- Paul desconcertado - ¿A dónde vas? – Tú – Al baño… - Paul- Oh, sí, sí claro. Ahí está – Sonrió.
Corriste al baño, y cerraste la puerta de la habitación tras de ti. Abriste el grifo para que corriera agua y llenará ese silencio que dejabas hueco, te moviste hasta el inodoro y ahí fue donde te sentaste.
Tu cabeza daba vueltas y vueltas, tus codos sobre tus rodillas y tu cabeza apoyada en tus manos mientras te decías a ti misma: Estás comprometida, estás comprometida, estás comprometida con Paul McCartney. Te levantaste, fuiste caminando al espejo justo arriba del grifo que tiraba agua.
Te veías igual que antes, cuando te mirabas después de haber besado a Kevin, te veías exactamente igual ahora que te habían propuesto matrimonio. Tocaste tu cabello en el reflejo, estaba horrible; cerraste los ojos.
Saliste del baño, no encontraste a Paul. Caminaste hasta su alcoba, mientras veías todos los objetos, cuartos, muebles, decoraciones de la casa, aunque ya los hubieras visto antes, ahora todos estos eran tuyos.
Paul se encontraba en su habitación sentado en un sillón en una esquina.
Él – Pareces cansada…- Tú tomándote el cabello – Sí, he está ha sido una noche larga. – Paul sin demostrar mucho interés - ¿Quisieras tomar un baño? – Tú con una sonrisa cansada – Sí, me encantaría. – Paul se levantó del asiento, se quitó su saco, y poco a poco fue desabrochando su camisa, después llevo sus manos a su cintura, y ahí lentamente se despojó de su cinturón, al final desabrochó su pantalón. Tú te encaminaste hasta la puerta que daba al baño, y ahí extendiste tu mano hacia tu hombre, y él camino hasta ti.
Ya adentro de este cuarto, notaste que la bañera ya estaba llena. Tú señalando la tina- ¿Y por qué…?- Paul te interrumpió – Solo relájate. –
Ese baño fue el más largo que jamás hayas tenido, y como si eso no te hubiera bastado, al final dijiste – Creo que me quedaré un rato más… - Paul se estaba secando el cabello, y ya tenía un albornoz puesto. Él – De acuerdo, pero una sorpresa te estará esperando.- Se acerco a ti solo para darte un beso y una risita.
Necesitabas tiempo para pensar: No era que no amaras a Paul, solamente era que ese momento no era el adecuado para pensar en una boda, un matrimonio no era la solución de sus problemas, pero entonces, ¿cuál era la solución? Pasaste tus manos húmedas sobre tu cabello mojado.
Tal vez lo primero que tenías que hacer era charlar con Paul, como gente educada, hablar de sus sentimientos. Después, te propusiste, hablar, discutir, gritar, lo que fuera necesario para ponerle un alto a ese joven de cabello ondulado castaño, ojos cafés, nariz pequeña,  mandíbula pronunciada, que te hacía sentir algo cuando sus labios rosaban los tuyos o también lo que esa noche te había hecho sentir después de haberte declarado que tú, sentías algo por él. No estabas tan segura al negar esta aclaración, no lo sabías. Solo sabías una sola cosa, tenías miedo.

25.7.12

Capitulo 1.148

 Él – Muy bien, aléjate, y huye de los problemas, ¡esta era la oportunidad de hablar! – Tú seguías caminando, pero apuntando a Paul con tu dedo índice - ¿HABLAR? ¡Eso no era hablar! - Paul subió a su auto y lo prendió. Tú estabas caminando hacia el mismo sentido en que los coches avanzaban en esa calle, así que en unos segundos Paul ya te había alcanzado en su coche. Paul – ¿A dónde vas? – Parecía más tranquilo, pero seguía gritando. Tú no respondiste, y el volvió a preguntar, y tú respondiste – ¿A dónde más, genio? A mí casa – Paul – Deja te llevo. – Tú – No. – Paul un poco más acelerado - ¿Y qué piensas hacer, eh? ¿Caminar hasta tu casa? – Tú – No me iré volando. – Paul – No sé cómo te puedo aguantar. – No lo soportaste más, tomaste tu bolso y lo lanzaste al auto de Paul. Él – Hey, hey, no hagas eso – Bajo de su auto para checar su coche. Él – Hey, mira lo que has hecho – Tú ni siquiera te habías detenido cuando lanzaste tu bolso, y menos en ese momento. Él - ¡Que terca eres! –
De nuevo Paul te había alcanzado con su auto, esta vez en silencio, así paso un rato.
Paul rompió el silencio diciendo - Vamos, no vas a ir todo el tiempo caminando. Esta demasiado lejos…- Tú – No me importa.- Paul – Cariño – Tú – Cállate.- Y así paso todo el camino.
Solo te detuviste cuando ya no aguantabas más los zapatos de tacón y te los botaste, pero desde el bar hasta tu casa caminaste.
No podías entender como había pasado esto, la verdad es que sí, tenían muchos problemas, pero lo que Paul había dicho… Jamás habías visto a Paul tan, tan furioso, jamás. Te asustabas al solo recordar como se acercaba a ti apuntándote mientras peleaban.
Estabas a unos dos metros de tu puerta y no pudiste más. Te caíste sobra el pasto de tu casa, ya no aguantabas. Tus piernas pesaban demasiado, tus pies dolían, tu corazón palpitaba muy rápido al igual que tu cabeza, y un nudo en tu garganta había aparecido desde el momento en que Paul había roto tus esperanzas.  Por lo mucho que habías transpirado calculabas que habían sido más de 7 kilómetros caminando, junto a un coche dispuesto a llevarte a tu casa. También habías calculado que esa proeza te había llevado más de dos horas en cumplirla.
Paul se paro junto a ti, llevaba sus manos metidas en sus bolsillos. Y sin decir nada se sentó junto a ti. Respirabas rápidamente, estabas totalmente recostada sobre el pasto, incluso ya habías buscado una posición más cómoda, ahora mirabas el cielo.
Paul sacó un cigarro, no lo prendió. Se escuchaba como miles de insectos haciendo sonidos naturales que se apoderaban de la noche. Tu respiración se iba controlando poco a poco; miraste a Paul, te diste cuenta que él no se fijaba en ti, así que lo observaste un rato: repartía sus miradas desde su coche, el cielo, las casas vecinas a ustedes, y al pasto. Pero de pronto el brazo de Paul se extendió y  su mano se dirigió hacia ti, y te tendió tu bolso, el que le habías lanzado. Tú dudando en tomarlo o no. – Gracias – Paul –Es lo menos que podía hacer – Ambos sonrieron. Ahora ya se miraban a los ojos.
Paul - ¿Me amas? – Prendió su cigarrillo. Tú – Con todo mi ser ¿Me amas? – Paul tardando en aspirar su cigarrillo para después contestar  – Como jamás he amado a alguien- Giró su cabeza y miró al cielo - ¿Esto va a durar? – Tú – Lo deseo con toda el alma – Paul – Tengo miedo…- suspiró – tengo miedo – te miró - de perderte. – Tú – Tengo miedo de que las cosas cambien – Paul – Siempre cambian –Tú – Siempre…- Paul giró su cabeza hacia ti, y con esa mirada de ternura dijo – Siempre es tu bolso el que nos salva, por así decirlo. – Tú – Eres tan perfecto para mí. – Paul con un ademán desinteresado – Lo mismo pienso. – Tú – Dame tu mano – Paul apagó rápidamente su cigarrillo y tomó tu mano, le dio un leve apretón, luego entrelazó lentamente, dedo por dedo, su mano con la tuya.
Tú – Acuéstate conmigo – Y por un momento volviste a sentir que solo existían Paul y tú, que sólo existía el amor que el uno por el otro existía, volviste a envolverte del olor proveniente se cuello, volviste a creer que sus corazones latían al unisonó.  Pero de pronto todo se te vino encima: las infidelidades, la relación que Paul había mantenido, las dudas que giraban dentro de tu mente, las horribles cosas que el hombre que abrazabas te había dicho y que rotundamente eran verdades, y ahora se sumaba algo más, los sentimientos que sentías acerca a Kevin.  Tomaste a Paul con más fuerza, y no lo soltaste, así era como querías que el resto de tu vida fuera, con el hombre que amabas, sin que nadie ni nada los molestara.
Paul prendiendo un cigarrillo nuevo – ¿Qué te parece si nos casamos? –

22.7.12

Capitulo 1.147


Paul te miró por unas tres horas,  juzgándote. O eso te pareció. Bebió el resto de su trago, después se concentro mirando el vaso vació, y sin más dijo –Me largo de aquí ¡Mesero! – Paul pagó la cuenta y se salieron de ese lugar.
Tomaste el brazo de Paul – Espera…- Él zafándose – No, no esperaré – Tú – Perdón, es que yo no sabía que iba a pasar… – Paul – No me importa, ¿sabes? – Tú con unas lagrimas en los ojos – Perdóname Paul, es que yo no quer-ía… – Paul – Esta no es la primera vez. – Tú corazón latía muy fuerte – Perdóname…- Paul ni siquiera te miraba. Tú – Es que es su culpa, yo nunca, nunca… Por favor, perdóname - Él lentamente - ¿Cómo quieres que no te perdone si yo hice lo mismo? – Juntaste tus manos y tus brazos estaban enfrente de tu pecho. Él - ¿No es en eso en lo que has pensado cuando lo hacías? – Tú mirando a los ojos de Paul, y respondiendo con rabia – ¿Qué tratas de decir? – Paul alzando sus brazos - ¡¡Es venganza!! – Tú muy lentamente, tratando de contener tus ganas de golpearlo en la cara -  Yo no he pensado eso. – Dudaste en responder, pero lo hiciste con tus manos pegadas a tu cuerpo conteniendo toda tu rabia -  Pero ahora que lo dices, está bien. Tiene mucha lógica: si tú me engañaste, ¿por qué yo no hacerlo?  - Paul te iba a interrumpir, pero tú seguiste – Pero no lo hice por eso, nunca sería capaza de hacer eso…- Paul - ¿Entonces qué esperas a que yo haga? Parece como si todo esto fuera un plan – Guardaste silencio, y solo  negabas con la cabeza. Paul – Así está el asunto si tú perdonaste mi – pasó sus yemas de los dedos por sus labios limpiando su boca- infidelidad,- comenzó a mover el pie, de arriba a abajo, nerviosamente - ¿por qué yo no tendría que perdonar la tuya? – Tú – Es algo muy diferente…- Tratabas de mantener el control, pero Paul te contagiaba la ira. Paul - ¿Qué diferencia tiene una infidelidad? – Tú riendo- Mucha, ¡mucha! Yo nunca sentí nada por él, nada, no siento nada cuando me besa, ni cuando me habla, ni cuando me, ni cuando me mira… – Sin notarlo ya estabas llorando desconsoladamente. Continuaste – Además, él solo me ha besado, ¡yo no sé qué hiciste tú con esa tal, tal – no recordabas su nombre – estúpida! - Paul moviendo vehementemente  sus brazos hacia ti - ¿Cómo sé que no sientes nada por él? – Tú interrumpiste rápidamente – No siento nada. –  Él sin importarle tu comentario –Pero yo ya la olvide, - lo interrumpiste - ¿Yo como sé que ya la olvidaste? Dímelo – Él negando con la cabeza - eso ya está en el pasado, ya nada importa, nada. – Tú – Que fácil es para…- Paul – Ya nada importa ni siquiera tú y yo- Tú moviéndote para atrás, como si hubieras recibido un empujón leve - ¿Qué dices?–Paul se detuvo y rió burlonamente. Tú flamígeramente - ¿De, de qué hablas? – Cavilabas. Paul – Oh, vamos, - abriendo los brazos - ¿qué no te has dado cuenta? – Tú casi susurrando - ¿De qué? Dímelo.- Paul riendo – Ya no nos amamos como antes. – Cada una de sus palabras salían de su boca y rebotaban dentro de ti una y otra vez. Tú desconcertada - ¡Cállate! – Él – Quieres que me calle para que no diga en voz alta lo que está sucediendo, algo que tú – te señalo – y yo sabemos desde hace tiempo…- Tú – Pues, pues – buscabas en la calle la respuesta del problema - todo esto ha sido tu y solo tu culpa. – Paul riendo y levantando los brazos al aire - ¿Solo por mi culpa? – Rió - ¿Solo por mi culpa? Déjame decirte, - se acerco a paso fuerte hacia ti, apuntándote. Sentías su aliento en tu rostro– es la culpa de los dos. – Dejaste a Paul hablando solo y con paso firme te alejaste de él, caminaste muy rápidamente, pues cuando Paul te gritó - ¿A dónde vas? – y tú giraste la cabeza para responderle ya eran más de 20 metros lo que los distanciaba - ¡Me largo, me largo para no estar contigo, Paul McCartney estúpido! -



 * Prepárense, ya viene lo rudo. (?)

19.7.12

Capitulo 1.146




Paul – Yo ni siquiera he comenzado a beber de mi vaso, y tú ya te has bebido dos – miraba su vaso enojado. Tú – Lo siento…- Y de un momento a otro bebió todo su contenido. Él - ¡Mesero!- El buen hombre se acerco a ustedes. Paul – Vodka, por favor – Mesero - ¿Solo uno? – Dijo mirándote. Paul sin importarle- No, no, dos, caballero – Mesero – En un instante – Paul hacia ti – No pensé que tendrías tantas ganas de beber esta noche – Tú encogiéndote de hombros – Ni yo – Paul - ¿estás bien? Esto no es normal en ti. – Parecía consternado. Tú- Tranquilo, estoy bien, solo que esta noche es diferente – besaste a Kevin – pero todo está bien. – Paul – Confiaré en ti. – Se acerco, a una distancia considerable, tú no hiciste ningún movimiento, solo que no lograste mirar por mucho rato los ojos de Paul, así que optaste por echarle un ojo al interesante mundo del traje de tu hombre. Mientras él, besaba tu frente suspirando.
El mesero trajo sus bebidas. Paul – Muy bien, debes de hacer tu mayor esfuerzo para que este sea un buen intento, ¿de acuerdo? – Tú – Sí, lo haré. – Dijiste seria. Paul – Muy bien. – Sonriendo – Ahora tú comienza a hablar – Tú - ¿pero de qué hablo? – Paul - ¡De lo que sea! – Tú – Muy bien, aquí voy- Aclarando tu garganta. Tú decidida escogiste un tema de conversación y fue este - Pues déjame contarte que cuando tenía seis años intente montar en un poni, ¡Un poni! – Paul riendo - ¡Un poni!- Tú –Así es, pero cuando estaba a punto de subirme al caballo miniatura, este empezó a correr dando saltos, y antes de poder montar yo ya estaba en el suelo cubriéndome mi cabeza de una posible patada de ese animal… y ahora… le temo a los caballos – Paul - ¿Temerles? Pero si los caballos son hermosos…- Mientras él, hacia ese breve comentario le diste un trago a tu bebida – Pero, ellos me odian- Paul bebía un pequeño sorbo de su vaso, tú lo imitaste y continuaste - Un día mi tío me llevo a su establo donde habían caballos de todo tipo, pensaba en darles una nueva oportunidad a los caballos para ser mis amigos… - bebiste -  Esta vez logré montar al caballo, y también logre mantenerme en él, pero….- Paul – Pero…- Tú bebiendo - ¡Pero este no se movió ni un poco! Todo el tiempo que estuve montándolo se quedo ahí parado- meneaste tus manos como si el caballo estuviera en el bar para darle una dirección de la ubicación del animal a Paul. Tú – Pero justo después de que me bajé del caballo – te acercaste a Paul – este comenzó a trotar sobre todo el campo.- Paul ríe – Incluso dice mi tío que este tardo un buen rato para que dejara de moverse – Paul - ¡Dales una nueva oportunidad! – Tú – Jamás. – Paul – Pero esta vez conmigo, ya verás que los caballos me aman.- Tú – Pero a mí me odian- Paul – Eso es mentira – Tú – No lo es. – Bebiste - ¿Qué pensarías tú si los caballos te hubieran hecho eso? – Paul sin pensar mucho– Nada – Ibas a replicar, pero Paul se acerca a ti y de nuevo besa tu frente – Lo lograste – Tú -¿Lograr qué? – Él – Lograste mantener tu vaso casi lleno por más de diez minutos – Tú muy emocionada - ¡Lo logré! – Abrazaste a Paul fuertemente. Él- Me enorgulleces – Tú - ¿Enserio? – Paul – Te invito otro trago… - con un movimiento de mano hace llamar al mesero, y este responde - ¿Qué desean? – Paul – Buen hombre, esta vez sorpréndanos. – Ríe tímidamente, y el mesero asiente con la cabeza.




Tú – Ahora te toca a ti contarme una historia – Paul - ¡Vaya! No sé que contarte…- Tú - ¡Vamos! Eres el magnífico James Paul McCartney y no tienes ni una historia que contarme. – Bromeaste. Paul – Déjame pensar – Tú mirando lo hermoso que era este hombre, que con tan solo mirarte te hacía temblar. Una mala iluminación del lugar provocaba que solo vieras bien algunas partes del rostro de este sujeto, que naturalmente lucía perfecto. Paul – Una vez mi padre me dijo que cuando conociera a mi mujer perfecta componer canciones románticas sería lo más sencillo del mundo – Te miró – y pues, nunca me había sentido tan inspirado. – El mesero llego con sus vasos. Paul – Gracias – Tomaste el vaso y bebiste rápidamente el contenido, esta vez no soportaste el ardor que este provocaba, lo dejaste a la mitad y ya sentías un hormigueo en tus piernas, y una urgencia por orinar.  Paul - ¡Wow! ¿Qué es esto? – Te echo un vistazo – Es demasiado alcohol ¿Estás bien? – Tú – Sí, s-í – Bebiste un poco – Creo que tengo una historia que contarte – dijiste muy seria. Paul sosegado dijo – Cuéntame – Tú – Esta noche he…- bebiste el resto de tu bebida – he besado a Kevin. – 


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16.7.12

Capitulo 1.145




Tú – Vete de mi casa – Kevin mirándote, y tú sin quitar la vista del suelo. Tú – Por favor, vete – Kevin – Te ves hermosa – Tú mirándolo con desprecio – Por favor, solo vete - Se alejo de ti, moviéndose hasta la puerta donde se detuvo y giro, tú rápidamente volviste a mirar al piso. Él –Hoy me di cuenta de que tú me quieres, y yo también te quiero… – Tú dudando– Solo sal de mi casa.- Salió con una sonrisa entre labios cerrando la puerta, tú corriste hasta una ventana donde discretamente podías ver a Kevin. Lograste verlo caminando a su coche rojo, mirando de vez en cuando para tu casa. Cuando llegó a su auto, encendió un cigarrillo, después tomó asiento en el cofre. Ahí estuvo hasta que su cigarro se hubiera terminado, antes de subir a su auto echó otra mirada a tu casa, después miró a la ventana en donde tú estabas espiándolo. Tú, tratando de ser discreta cerraste rápidamente el pequeño hueco en donde solo tus ojos y nariz se podían ver, mientras escuchabas el motor del auto de Kevin irse.


No pasó más de un minuto para que el sonido de un motor sonara de nuevo fuera de tu casa. Pensando que era Kevin, decidiste cambiar de posición, y te moviste hasta la puerta en donde podías ver, no tan bien como en la ventana, pero desde ahí descubriste que era de Paul de quien se trataba. Antes de que él tocara para llamar a la puerta, tú abriste ésta.


Paul sonriendo desconcertado - Hey, ¿cómo sabías que había llegado?- Entró a tu casa sin antes darte un beso que te tomó desprevenida y provocó un estado instantáneo de culpa en ti. Paul te miraba esperando una respuesta- Ah, es que, es que, yo pensé que llegarías bien- Paul extrañado- Ah, pues así es – Él jugaba con las llaves de su auto con sus manos. Tú – Sí, todo está bien, lo está – Una risa nerviosa que más parecía un lloriqueo. Él- ¿Te encuentras bien? –Guardo sus llaves en un bolsillo de su pantalón. Tú – Claro – otra risita tonta - ¿por qué no estarlo? – otra risa. Paul – Pero por supuesto como no estar bien, sino mírate. Te ves hermosa – Se acerco a ti, y con la palma de su mano rozó tu mejilla, luego lentamente te tomó por el mentón y te acercó a sus labios. Tú - ¡Pensé que ibas a llegar más tarde, pero mírate estás aquí! Hay que jugar un juego de mesa- Habías hablado tan rápido que la sangre había subido a tu cara. Paul- Luces estresada – Tú – Ni me lo digas…- ¿Juegos de mesa? ¿En que pensabas? Te decías dentro de ti. Él- Te llevaré a tomar unos tragos, tiene mucho tiempo que no salimos – Tú - ¿Estás seguro? – Paul – Claro, ven. – Extendió su mano hacia ti. Tú – Espera, tengo que…- cerraste los ojos- ¡hacer algo! – Paul – Seguro, te espero aquí. – Tú – No, no, espérame en el auto – Paul – Está bien, te esperaré ahí – Se acercaba a ti para darte un beso. Tú – Sí, sí, en el auto. – Te alejaste de él de un brinco y subiste desesperadamente las escaleras, entraste al baño y lavaste tus dientes, esperando que con el sabor de la pasta de dientes y con el agua el rastro de los labios de Kevin se fueran. Te miraste al espejo, y nada parecía diferente a antes de que Kevin te besará, esto te tranquiliza, pero después, te alarma. Le das la espalda a tu reflejo. De pronto recuerdas que Paul te está esperando en su auto, sales del baño, pero al dar un paso fuera de la habitación decides regresar y lavar nuevamente tu boca, esta vez más rápido pero con movimientos más fuertes, incluso haces que salga un poco de sangre de tus encías.






Paul - ¿Por qué has tardado tanto? – Tú – Solo ha sido un poco, exageras – Te acercaste a él para besarlo, pero no podías, estabas a unos centímetros de él, Paul mirando a tu boca, y tú estabas con tus labios listos para dar un beso, y besaste a Paul, pero en su mejilla. Él, se acomodó en su asiento, parecía molesto. Y lo estaba, pues en todo el camino no dijo nada, tú hacías estúpidos comentarios, y agradecías que Paul no respondiera a ellos.


Él- Hemos llegado, no es a lo que estamos acostumbrados, pero he venido algunas veces aquí, y es un lugar tranquilo- Y lo era, parecía que ese día toda la gente se había esfumado de ese vecindario, durante toda la velada, solo habías visto a no más de veinte personas.




Entraron al bar, y tomaron asiento en una mesa alejada de la barra, así que un mesero fue y pregunto que deseaban para tomar. Paul decidió tomar un whisky- ¿y tú qué quieres, amor? ¿Una soda, vino? – Tú – Esta noche quiero lo mismo que tú – Paul riendo y apoyando un codo sobre la mesa - ¿Estás segura? – Tú – Claro, no hay problema – Paul sonriendo – Muy bien, dos whiskys – Paul espero hasta que el mesero se hubiera ido - ¿Whisky? – Tú - ¿Qué tiene de malo? – Paul – Me parece que la última vez que bebiste no te fue tan bien. – Tú sonrojándote a una velocidad impresionante. Paul tomando tu mano – Estaba bromeando, está vez yo te cuidaré. – Tú – Gracias, y por favor, no me recuerdes esa noche, de nuevo te pido disculpas. – Paul con una risita pícara – Esa noche te veías linda con ese vestido. – Tú – Me encanta lo que estás diciendo, pero ya no hay que hablar más de esa noche, por favor. – Te agachaste cubriendo tu rostro con tus manos, seguidamente Paul toca tu hombro- Tranquila, esta noche será diferente. - Mesero – Aquí están sus bebidas – Paul – Muchas gracias – Tomaste tu vaso y bebiste rápidamente. Sentiste cada paso del líquido en tu garganta quemándote por dentro, pero este sufrimiento, te ayudo a sentirte mejor por lo sucedido con Kevin, así que terminada la bebida llamaste al mesero y dijiste - ¡Otro whisky, por favor!- Paul – Hey, hey, hey, tranquila… - Tú – Lo siento, es que… tenía sed. – Paul – Esa no es forma de beber…- Lo dijo con un tono un tanto de regaño, y tú te sentiste muy avergonzada – Sí, lo sé, perdóname, Paul – Él con una expresión de angustia en su rostro repuso rápidamente - No, eso no es lo que quise decir, pero es que debes de beber con estilo.- Repuso. El mesero trajo un nuevo vaso con whiskey, y se alejó. Tomaste rápidamente el vaso, lo dirigías hacia tu boca, pero Paul te detuvo derramando algunas gotas de la bebida. Él- No, no, no, espera – Se levantó de su asiento, y fue junto a ti, donde estaban más juntos. Él – Espera, bebe conmigo, y con estilo – Tú sonriendo ampliamente – Claro – Paul – Lo primero que debes de hacer es saber que un vaso de cualquier bebida te debe de durar por lo menos diez minutos, así que le debes de dar pequeños sorbos, cada vez que dejes de hablar y tu compañero – hizo un gesto con su rostro refiriéndose a ti – haya tomado la palabra, ¿entiendes? – Tú – Sí, sí, sí, – quitando el cabello de tu rostro con la mano que no estaba sosteniendo el vaso de whisky – creo que lo entendí. – Paul – Hay que hacer un intento – Tú – Sí. – Paul – Yo empezaré hablando – Tú – Entendido. – Paul – Hoy te extrañé… No, no, no lo hagas tan pronto espera unos momentos – Tú – No dijiste eso. – Paul – Lo sé, pero recuerda que esto solo es un intento ¡Concéntrate! – Tú – Muy bien, continua… – Paul mirándote – De acuerdo, aquí voy – aclara su garganta – Hoy te extrañe muchísimo, amor – Tú – Yo pensé mucho…- besaste a Kevin – en ti. – Paul - ¿Qué pensa…? ¡No! – Habías bebido todo el contenido de tu vaso.






-> Espero que puedan comentar y decirme lo que les gusta y no les gusta del fic. Gracias.

12.7.12

Capitulo 1.144


Paul tenía que dejarte.

Él- Lo siento, cariño- Antes de poder decir algo, Paul de nuevo había tomado la palabra- Te prometo que llegaré en la noche, y será magnifico- Tú con una mano en el cuello- Claro, no hay problema- Y no lo había. Paul- Te extrañaré demasiado-  Había cambiado de actitud, ahora era muy tierno y todo lo que decía lo hacía con un tono suave y con una mirada coqueta. Tú sonriendo- Yo igual te extrañaré. Espero que no tardes- Paul tomando un abrigo- No, no tardaré, solo hay un par de cosas de las que debemos hablar- Un silencio pequeño pero totalmente hueco. Él- Bueno, me iré- Tú rascándote tu frente- Sí, sí, adiós- Él se plantó enfrente de ti, y te dio un dulce beso. No pudiste contener tu risita nerviosa ante tal beso tan lindo.
Acompañaste a Paul hasta la puerta de la entrada y lo viste irse con su rostro totalmente cubierto por unas gafas y una bufanda verde.
Desde su automóvil se despidió de ti con un movimiento de manos y un beso, tu desconcertada, contestaste con los mismos ademanes. Después, Paul se alejo junto con el sonido del motor de su coche. Cerraste tu puerta con un movimiento brusco y respiraste profundamente.
No sabías muy bien qué hacer,  pero algo dentro de ti te mandaba, y aquella cosa provocó que subieras a tu habitación, tomaras un largo baño, después buscaras un conjunto que cumplía con los requisitos que buscabas: discreto pero sin mucho que dejar a la imaginación.
Fuiste a parar enfrente de un espejo, y comenzaste a maquillar tu rostro, ese día estabas inspirada: tu maquillaje había resultado bien. Utilizaste un color rojo en tus labios, y un negro en tus ojos. Peinaste tu cabello como de costumbre.
Y para finalizar tomaste unos zapatos altos, y bajaste con dificultades las escaleras por tu poca habilidad al usar zapatillas.
Ya había obscurecido y se te ocurrió una idea brillante: prender algunas velas.
Terminada esta idea, tu casa parecía a esas habitaciones de película para adultos. El impulso para apagar las 34 velas que habías prendido cesó por ese algo que sentías dentro de ti.
De repente un sonido detrás de tu puerta rompió con el trance del movimiento del fuego de las velas - ¿Estás ahí?- Sabías que esa voz no era de Paul, pero ibas a descubrir de quién era.
Tú abriendo la puerta- Hola- Y era Kevin, con un peinado hacia atrás, y con una chamarra café, y unos pantalones deslavados. Él- Hola, wow…- Te miraba de arriba para abajo- Discúlpame- frotó sus ojos- es que no esperaba que…- Tú tímidamente- Hola…- Kevin riendo - Hola, te he traído esto- Se movió hacia donde estaba puesta la banca fuera de tu casa. Estaba obscuro, así que no lograbas ver bien de qué se trataba. Pero cuando estaba más cerca de la puerta que la alumbraba un foco dentro de tu casa, lo viste: Eran más de 20 rosas, calculabas que eran 35.
Kevin las manejaba muy bien con sus largos y fuertes brazos, pero para ti, con tus débiles y pequeños miembros esto era una labor difícil.
Tú- Muchas gracias, Kevin… Son, son hermosas- Kevin- No es nada, pero… -  Intentabas sacar tu cabeza detrás de todas esas rosas enormes. Kevin intentaba ayudarte a cargar las flores, tú con mucho entusiasmo se las entregabas, el tomo el ramo de flores mientras tu se las dabas, y por un breve momento sus manos rosaron, y una mirada entre ustedes dos que duro segundos, pero hizo que tu corazón latiera muy deprisa.
Kevin- Permíteme, las dejaré en un florero- Tú recogiendo un mechón de cabello de tu rostro- Por favor.- Kevin- No pensé que fueran tantas… Ahora que las veo creo que me excedí- Tú- Son muchísimas, pero me encantan- Kevin – Me alegra – Tú- Pero no deberías haberlas comprado-  Kevin te miró a los ojos y tu evitaste su mirada. Él – Te ves bellísima – Tú – Muchas gracias, pero no exageres – Kevin se acerco a ti, a tal punto de poder susurrar en tu oído – Eres una chica hermosa…- Se iba acercando a un más, a tal punto que sentiste rozar su nariz con tu nariz – Eres una mujer encantadora…- Tú dando un paso muy pequeño hacia atrás – Kevin… - lo miraste, y su mirada no te decía nada, pero te estremecía. Reposaste tu mano sobre su hombro. Él- Muero por besar tus labios, por tomarte por la cintura y acercarte a mí…- Tú sin advertir que ya habías quitado la distancia del paso que habías retrocedido y meneando lentamente tu cabeza negando. Y sin más, Kevin te tomo por la cintura y tal y como lo describió te besó. Rápidamente te recargo sobre la pared, y te beso salvajemente, tomándote del cuello, tú lo tomaste por sus manos para alejarlo de ti, pero no sin antes haber disfrutado un poco de ese beso.

24.6.12

Capitulo 1.143


Despertaste exaltada: Paul no estaba ahí. Y lo sabías antes de que abrieras los ojos.
Tú- Paul, ¡Paul!- Te levantaste rápidamente. Él no se encontraba en la habitación, así que saliste corriendo de tu cuarto. Bajaste las escaleras rápidamente y ahí estaba, sentado en el sillón en donde los dos habían estado juntos la noche anterior.
Paul girándote a ver- ¿Qué haces?- Se levanto rápidamente y fue hacia ti y te rodeo con sus brazos. Tú- ¿qué, qué?- susurraste y te diste cuenta que habías salido de tu cama completamente desnuda.  Tú- No lo sé- Paul desabrocho su bata para dormir y te rodeo con ella. Él- Las ventanas están abiertas, cualquiera te podría ver…- Tú- A ti también- Paul te miró desconcertado, cerró los ojos, movió su cabeza de lado a lado rápidamente y sonrió.
Paul- Déjame ver como esta esto: Estamos aquí tu y yo con las cortinas abiertas, solo cubiertos por una bata en la que tu apenas cabes…- Tú- y yo estoy aquí con el famosísimo Paul McCartney. Es mejor que nos ocultemos.- Paul riendo, pero más bien parecía que tocía- Si, sí… Toma esto.- Se quito la bata tratando de descubrirte lo menor posible. Reíste- ¿Qué hay de ti?- Paul estaba enfrente de ti desnudo- Fácil, mira…- giro hacia el sillón- tomaré esto prestado- Había tomado un cojín. Te miró pícaramente y se lo colocó el cojín  en su trasero. Tú- Oh vamos, Paul- Tapaste tu rostro con tus manos, mientras Paul iba a cerrar las cortinas.
Paul se quito el cojín y lo lanzó a tu sillón. Tú- Tendrás que lavar eso…- Él- Ahora vuelvo, iré por algo para cubrirme- Te guiño el ojo, tú sentiste que tu corazón latía muy rápido y luego volvió a la normalidad. Mientras Paul no estaba tú te sentaste en el sillón que tenías enfrente. Recargada sobre una de las esquinas de una mesa junto al sillón había una guitarra, te dio curiosidad y te acercaste más y miraste el instrumento detalladamente.
Paul te sorprendió por detrás y tú te sobresaltaste dando un brincó en dónde estabas. Paul beso tu cabeza y se sentó junto de ti.
Él- Quiero que escuches una canción…- Tomo su guitarra- Ya la habías escuchado, pero ahora ya la he terminado…-Te miro, y te beso dulcemente, después comenzó a tocar su guitarra.


To lead a better life
I need my love to be here

Here, making each day of the year
Changing my life with a wave of her hand
Nobody can deny that there's something there

There, running my hands through her hair
Both of us thinking how good it can be
Someone is speaking, but she doesn't know he's there

I want her everywhere
And if she's beside me I know I need never care
But to love her is to need her

Everywhere, knowing that love is to share
Each on believing that love never dies
Watching her eyes and hoping I'm always there

I want her everywhere
And if she's beside me I know I need never care
But to love her is to need her

Everywhere, knowing that love is to share
Each on believing that love never dies
Watching her eyes and hoping I'm always there
I will be there, and everywhere
Here, there and everywhere 

Él- ¿Te gustó?- Dentro de ti estabas totalmente en paz, todo lo que la canción era hermosa, y era tu canción, Paul la había escrito para ti.
Él- Hey, no llores…- Dejo su guitarra a un lado, se acerco a ti, y con su palma recargada en tu rostro te quito las lágrimas de tu rostro con su pulgar. Paul- ¿No te gustó, cierto?- Tú tratando de que tu voz despertara- S-S-í-i, me ha, me ha…- Respiraste profundamente y miraste al hombre que tenías de frente con solo unos calzoncillos y su pecho descubierto- me ha encantado- Él sonriendo- Eso era lo que quería…- Lo miraste y con un suspiro llenaste ese silencio que había entre ustedes. En ese momento solo deseabas que todo lo que la canción decía fuera verdad. 

*Hay que llegar a los 100 seguidores de este Blog ;D

9.6.12

Capitulo 1.142


La puerta cerrándose tras de ti fue el sonido más hueco y sin sentido que habías oído.
Paul no había querido hablar contigo, o eso interpretaste después de ni siquiera voltear a verlo. Sabías que él aún permanecía afuera de tu casa: el sonido del motor de su auto todavía no había sonado.
Respirabas entrecortadamente, temblabas, estabas agitada, tus ojos se humedecían cada vez más, y ya no lograste contenerte más, y una lágrima resbalo hasta tu barbilla, y ahí cayó hasta el suelo. ¿Era verdad que Paul te amaba? Todo había cambiado, desde hace mucho, y aunque tú no lo habías querido asimilar así era, y estabas tan enamorada, o ciega, que no lo notaste. Pero ahora, sabías que todo había cambiado, y no  todo era porque Paul te había confesado que te había sido infiel, sino, también en parte, porque tú también lo habías sido, y aunque lo habías tratado de ocultar de ti misma, cuando besaste a Kevin sentiste una curiosidad de seguir besándolo esa vez en tu casa que te hacía sentir culpable, demasiado culpable. Y no solo era acerca de infidelidades, también eran las actitudes que él había cambiado, sus viajes, desplantes, gritos…

Giraste sobre tus talones y abriste tu puerta. Sentiste frío. Buscabas a Paul, pero no lo viste. Avanzaste unos pasos, no lo encontraste.
Él se acerco a ti, estaba sentado en la banca de afuera de tu casa. Te miro, y tú lo miraste tímidamente, a pesar de tus esfuerzos de parecer fuerte.
Paul- Eres hermosa a la luz de la noche…- Te quito algunos cabellos que estaban en tu rostro. Su mirada era distante, aunque sentías que te partía en dos.
Tú- Te amo…- Se te escapo decir esas palabras. Te odiabas- pero…- Paul te calló posando su dedo índice en tu boca. Paul- Eres dulce, la mujer más dulce que he conocido. Te amo en cualquier momento, te necesito en todo momento… Vivo para ti.- Tú te acercaste a él y cerrando los ojos y puños dijiste- ¿por qué me haces esto?- Tomó tu rostro, y te besó. – Necesito tu amor, nunca sería lo mismo sin ti…-  te besó de nuevo, esta vez más delicadamente. – Necesito tu amor, para toda mi vida. No te alejes de mí….-Calló, y lo hizo para siempre. Te tomo por la cadera, y con movimientos leves, te meció de izquierda a derecha, provocó que tu cabello suelto se moviera de lado a lado.
Lo besaste, y sentiste su respiración tan cerca de ti, que pensabas que eran uno solo, pero había algo ahí que no cuadraba.
Entraron a tu casa, Paul te tomo y te coloco sobre el sillón que había sido testigo de tantos buenos momentos.
Paul comenzó a besarte. Recorría toda tu boca con una sutileza. Tú solo cerrabas los ojos, y tratabas de sentir todas las partes de tu cuerpo que Paul rozaba con su piel.
Tus manos comenzaron a moverse solas recorriendo el cuerpo de Paul. Pronto lo habías despojado de una chaqueta que traía puesta. Ahora podías sentir más cercano el calor de Paul. Tenías una necesidad de tocar su piel, de sentirla tuya una vez más.
Te incorporaste del sillón, miraste a Paul y juntos comenzaron a desabotonar botón por botón una peculiar playera que ese día él había usado. Notar el suave movimiento de su pecho al son de la respiración hizo que te tranquilizaras. Te acercaste a él, estaban muy cerca, sus narices se apachurraban la una con la otra. Esperabas, o necesitabas, que Paul dijera algo, pero te besó, te besó esa noche más veces de las que lo había hecho antes.
Tú- Paul…- estabas acalorada, estando en contra del sillón por más de media hora. Él no se detuvo, sólo te acerco a él, haciendo que te levantaras del sillón, haciéndote caminar y subir hasta tu habitación.
Y sin decir nada más, te recostaste en la cama y Paul comenzó a besarte muy lentamente, mientras tú, ayudada con las manos de él te deshacías de tus ropas. Al poco rato tú ya estabas en ropa interior, al igual que tu pareja.
Él comenzaba a besar tu rostro con mucha delicadeza, luego comenzaba a besar tu cuello haciéndote estremecer, luego tus hombros dejando su hermoso cabello al alcance de tu nariz y dejando oler un rico aroma, luego besaba tus brazos rápidamente hasta llegar a las manos, en donde más que besarlas las observaba mientras tu tocabas su rasposa barbilla. A veces intercambiaban miradas, sus rostros no decían nada, eran serios, y sin emociones, aunque esas miradas duraban bastante tiempo terminaban cuando Paul se acercaba a ti para comenzar a besarte de nuevo, y continuar con todo tu demás cuerpo: como tu vientre, que hacía que te sacudieras levemente. Después besaba tus muslos con mucha paciencia. Tú lo mirabas, lo contemplabas sin ningún comentario. No dejaba lugar alguno sin que sus labios lo hubieran rozado. Cuando hubo terminado tu besaste sus labios, un tanto secos.
Querías decir tantas cosas, pero Paul continuó besándote. Y así siguieron hasta que junto el amanecer, Paul te despojo de tu sostén y de tus pantaletas. Temblaste con esto, pero rápidamente él buscó tu mirada, y dejaste de temblar.
Te tomo por completo, y lentamente se postró encima de ti, y muy cerca de ti, y con  sus miradas cruzadas comenzó todo.
El leve, pero fuerte movimiento de la cama entre cada suave embestida de Paul.
Tú eras feliz en ese momento, era todo lo que necesitabas: estar con Paul, sin que nada más importara.
De un momento a otro sentiste como Paul y tú se iban volviendo uno: sus movimientos totalmente coordinados, sus miradas mostrando amor, sus labios rozándose, y sus sexos juntos.
Paul se acerco a ti, tú tuviste al alcance su oreja, la cual  mordiste pues no te lograste contener, él se acerco también a tu oído y te susurró: Te amo. Ese momento fue mágico. Paul te miro y tenía una sonrisa, ya no tenía ese rostro serio, y su mirada te causaba tranquilidad. Este sueño duro no más de una hora.
Tú- Buenas noches, Paul- Él- Descansa- Besó tu párpado  izquierdo y cerró los ojos.
Nunca olvidarías esa noche….

30.5.12

Capitulo 1.141

…Te sentías la mujer más feliz del mundo después del día en la playa. Todo tenía color, y si no lo tenía tu se lo agregabas. Todo era lindo.
 No existía ni un sentimiento negativo; aunque unas veces, te faltaba el aire cuando él se iba después de haber estado juntos, con sus manos entrelazadas, rozando sus labios tan suaves, mirándose a los ojos y saber que su mirada solo mostraba sinceridad y total amor, escuchar su voz diciéndote cosas que te hacían sentir bien y estremecerse cuando te decía: Te amo.
Te amo, esa frase que jamás nadie te había dicho y sin importar esto, tú sabías que era verdad. Sin haberlo sentido antes, sabías que el sentimiento era verdadero y mutuo. En ese momento estabas completamente que te habías enamorado de él.
Sentías una tristeza rotunda cuando él se marchaba, pero ese sentimiento negativo desaparecía cuando sabías que al día siguiente lo verías de nuevo, que nuevamente tendrías esas sensaciones que hacían que pensaras que solo existía él y tú. Y después de haberlo visto recibías una llamada de él, haciéndote saber que te extrañaba ya, siendo que apenas te había visto.
Ese era el tipo de amor que siempre habías soñado, sin poderte imaginar lo bien que se sentía estar enamorada, sin imaginar los sentimientos tan maravillosos que se podían llegar a tener.
Era como estar en un sueño, pero no en un sueño común o corriente. Más bien era como si se estuviera soñando despierto: todo era fantástico, increíble, perfecto. Pero todo lo que se sentía en ese sueño era lleno de emociones y sentimientos que se percibían al cien por ciento.
Después de un tiempo comprendiste que decirle: te amo; no era suficiente. Tratabas de buscar formas para poder hacer notar lo tanto que lo necesitas, apreciabas, querías, deseabas, anhelabas, amabas. Pero nunca te era suficiente a pesar de tus esfuerzos: repetías y repetías esa frase que cada vez se te hacía más hueca para demostrar lo que sentías. Aunque, siempre existían ocasiones en las que las cosas que hacías por él solían satisfacerte, pues estabas segura de que esas acciones demostraban completamente lo que sentías por Paul.
Perfecto, habías llegado a calificar tu relación  con Paul, pero después…. Pero después estabas en el asiento de copiloto en medio de la noche sin decir ni una sola palabra después de haber escuchado de los labios de Paul que te había engañado y había mantenido algo con una tal Sally.
En tu cabeza también permanecía el momento en que Kevin te había besado.

13.5.12

Capitulo 1.140


Te derrumbaste, literalmente, caíste sobre tus rodillas sobre un terreno lleno de tierra. Sin importar las piedras que tus rodillas oprimían muy fuertemente contra tu piel.
Paul se acerco corriendo a ti- ¿estás bien?- comenzaste a llorar levemente, él torpemente y tú haciéndole las cosas más difíciles trataba de levantarte del suelo. Dijiste- Déjame…- Paul, no lo haré- Te miro fijamente, como queriendo atravesarte con sus ojos- No lo haré- Tú- ¡Déjame en paz! ¡Déjame sola! ¡LARGATE DE AQUÍ!- Paul- No me iré- De pronto, como una corriente eléctrica recorrió a gran velocidad tu cuerpo: te levantaste, miraste a Paul, tomaste impulso con tu brazo y después tu mano chocó contra la mejilla de Paul.
Paul se dio la vuelta, podías ver que el sobaba su cachete tras el golpe que le habías dado, no desaprovechaste el momento para salir con paso firme de ese lugar. No sabías dónde estabas, pero estabas segura que si regresabas del camino que Paul había tomado llegarías a algún lugar.
Caminaste un minuto sola, hasta que Paul te alcanzó, te tomo por el brazo, y te dijo- Espera…- Zafaste tu brazo, y seguiste caminado. Él- Detente…- Estaba jadeando. Tú – Déjame- Paul- Es que…- se detuvo, eso te consterno un poco, pero tú seguiste tu camino. Él- Disculpe, al parecer este es su bolso- Te detuviste en seco. Volteaste y miraste que Paul extendía su brazo con un pequeño bolso en su mano. No pudiste evitar observar una gran mancha roja que había aparecido en la mejilla de ese hombre. Tú tímidamente dijiste- Gracias…- te acercaste lentamente a él y tomaste tu bolso. Lo agarraste pero Paul no lo soltaba.
Tú-Devuélvemelo- Paul- Pero tú no dijiste esas palabras…- Lo ignoraste. Él- Lo que dijiste fue: Ah, por supuesto. No me he dado cuenta de cuando se me ha caído- Tú lo miraste con ternura, con sus ojos llenos de lágrimas. Él apretando los ojos y abriéndolos rápidamente- ¡NO, eso no fue lo que dijiste! Fue: ¡Ah, claro! No me he dado cuenta de cuando se me ha caído… -Tú- ¿Y qué tiene de diferente?- Paul- Pues yo primero dije: por supuesto- te acercaste lentamente a él- pero no dijiste eso, lo que dijiste fue- lo interrumpiste- Lo que dije fue: Ah, claro. No me he dado cuenta de cuando se me ha caído- Paul- Exacto…- Estabas justo enfrente de él.
- Te pido perdón-  bufó Paul y continuó- Te pido perdón por lo que hice- Te miró y tu mantuviste tus ojos fijados en sus ojos. Tú- No lo sé…- Paul- Por favor…- Tú- Un perdón no se pide por favor…- Callaron mientras la noche obscura se apoderaba del ambiente.

22.4.12

Capitulo 1.139


Tú corazón se partió en miles de pedazos, o eso sentiste, no sabías que te sucedía. Tu corazón latía muy muy rápido, pero también habías sentido exactamente cuando tu corazón se había partido, aún así el bombeaba sangre muy fuerte hacia tu cara y la hacía subir de tono y hacerte quedar como la señal de alto de un semáforo. Sentías tus manos y tus pies congelados. Te faltaba el aire.
Tú casi gritando- ¿pasó algo?- avanzaste muy torpemente hasta donde él estaba. De espaldas a ti, junto a una ventana que daba al patio trasero del patio de la casa; tomaste muy fuerte a Paul por su brazo lo giraste hacia ti y dijiste – Por lo menos veme a la cara – Paul mirándote con lágrimas en los ojos, dudabas que fueran de tristeza - ¿Crees que esto es fácil para mí? – Tú- Pues dímelo tú- Paul- Ni siquiera te puedo mirar a los ojos- Y así era, parecía que Paul no podía mirar un solo objeto por más de siete segundos, y mucho menos una parte de tu rostro, y para nada tus ojos.
Tú- Dime, ¿qué pasó?- Paul giro la cabeza viendo alrededor del cuarto, luego movió de izquierda a derecha su cabeza negando.
Él- Ven – te tomo muy fuerte del brazo, y te jalo. Te saco de la casa y te llevo a su auto, todo esto con nada de delicadeza.
Abrió la puerta del coche, hizo que entraras. Luego él subió al coche.
Tú ahora gritando - ¿Quién es Sally? – Paul te ignoro, encendió el auto y acelero. Acelero y esto fue lo único que hizo por más de 10 minutos. Tú sólo gritabas cosas como: ¡Paul, para el auto!, ¡Paul, respóndeme!, ¿Qué pasó con Sally?, ¿Quién es Sally? Y cosas muy parecidas.
De pronto e inesperadamente, Paul detuvo el auto.
Tú no esperaste nada para poder salir del auto. Saliste y lo primero que hiciste fue gritar, gritar muy fuerte
Paul siempre procuraba tratarte con delicadeza, siempre lo hacía. Se acerco a ti y te abrazo, pero esta vez te abrazó muy fuerte, no te lastimaba, pero lo hacía muy intensamente.
Tú te apartaste de él. Lo empujaste con fuerza y dijiste enérgicamente- ¿Qué pasó con Sally?- El nombre de esa chica lo dijiste con un tono tratando de imitar la voz de una mujer hueca.
Paul callado, sin poder mirarte. Tú amenazando a Paul con tu dedo índice- Dímelo ahora, o sino… me voy… me voy, Paul… y jamás regresaré contigo.- Esta vez, Paul alzo la mirada a ti, a tus ojos. Se le veía triste, su semblante había cambiado: lucía muy triste.
Paul casi en un susurro- No me atrevo a mirarte si te cuento esto- Tú seguías furiosa, y aunque la apariencia de Paul te preocupada, al momento de decir las cosas ni siquiera lo pensabas – Tienes que hacerlo,- te acercaste a él- mírame- Paul – No puedo- Tú ordenándole y tomándolo por el rostro- Mírame – Paul quitándose tus manos de su cara- ¡NO PUEDO!- Empezó a caminar en círculos cortos, daba pasos muy largos y pisaba muy fuerte. Continuó- ¡No puedo mirarte cuando te tengo que decir que besé otros labios, probé otra boca que no es la tuya!- Te paralizaste, pero Paul continuó, a medida que iba hablando iba bajando el tono con el que lo hacía- No puedo mirarte, pues no sólo fue una vez. No puedo mirarte- se paró en seco- pues fue cuando estábamos separados.- Te miro, te miro y tuviste miedo- No puedo mirarte por temor a que veas que llegué a sentir algo por ella…- 

21.4.12

Capitulo 1.138


Tú- Pues… no lo sé- Paul guardo silencio esperando tu respuesta. Tú- Tengo cosas que hacer- reíste huecamente. Paul relajadamente- Está bien…- Pensaste: ¿cómo es posible qué fueras a dejar solo a Paul en una fiesta? Tenías que estar ahí. Tenias que estar como su pareja enfrente de todos.Tú- No, espera… creo que sí puedo ir- Paul sonrió, no de una forma en la que esperaras, pero aún así sonrió. Él- Genial, cariño- posó su mano en tu mejilla.
Unas risas de chica se escucharon en las escaleras, seguidas por un extraño tono de voz en George. La chica era hermosa, cuando la viste te sorprendiste, era extraño ver a chicas tan linda como ella. Incluso te incómodo un poco estar en esa habitación junto a esa belleza: era alta, delgada, pero con unas caderas enormes que hacían que su cuerpo se viera elegante. Aunque también su vestido de lentejuelas negras la hacía lucir ese cuerpo; su cabello estaba lleno de ondas perfectamente aplacadas, con un rubio brilloso; sus ojos eran azules, y un azul que deslumbraba; y qué decir de su espectacular rostro, no tenía imperfección alguna, se veía tan suave, incluso debiste controlar tus impulsos de ir hasta ella y tocar la piel de sus mejillas rosadas; no podías parar de describirla era casi perfecta, no, corregiste, era perfecta.
George la iba dirigiendo a la puerta y hacía que esta mujer riera, George tenía un muy buen sentido del humor. Se despidió de ella y la dejo ir.
John de pronto apareció junto a George- ¿De dónde la conseguiste?- George- De una exclusiva fiesta- John- No puede ser, yo no fui invitado- George- Claro que no, sólo invitaron a personas elegantes y educadas- De pronto George dijo- Hey Paul, Sally dijo que…- Parecía cámara lenta: George giraba muy lentamente su cabeza para ver a Paul mientras decía esto a una velocidad rápida. Cuando ya veía a Paul y descubría que tú estabas ahí termino-  la llames, quiere salir de nuevo contigo.
Un enorme silencio los rodeo a los cinco. Aunque no por mucho tiempo, pues George dijo- Ya sabes que tienes que ir. Todos hemos ido con ella para que nos haga un nuevo corte de cabello- John rio estrepitosamente. Paul- Ah, sí claro… La llamaré para hacer una cita- Tú callada, parecía que fueras a vomitar. Tenías unas nauseas.
John- Iré a dormir… Estas noches han sido muy largas- Y salió de esa habitación.
George se le veía abstraído, y de un momento a otro Ringo había desaparecido.
Paul tratando de cambiar de tema- ¿Tienes hambre?- Tú- No, me siento mal- Paul con un tono alarmado- ¿Qué tienes? Te ves un poco pálida- Tú- No lo sé- Paul- ¿Quieres ir a ver a un doctor?- Tú- No, - suspiraste- con un té estaría bien, creo que me iré a casa.- Era demasiada información para ti en una sola noche. Paul sonriéndote- Yo lo prepararé sólo para ti- Sonreíste forzadamente y se encaminaron a la cocina.
Paul puso a calentar agua- Prepárate- Tú- ¿Por qué?- Paul- Te haré mi súper té- Tú- ¿Súper té? Paul, ¿quién es Sally? – Paul como en un comercial de televisión- Claro. Siempre que alguien que amo mucho se enferma le preparo un rico té y después lo cuido muy bien para que se recuperé- Ya caliente el agua la tomo y sirvió en una taza, y le coloco una bolsita de té, una cucharada de azúcar y te lo dio. Tú mirando fijamente a Paul- ¿Quién es Sally?- Paul sin mirarte y viendo sus manos entrelazadas sobre la mesa de la cocina- La chica que nos corta el cabello- Tú- Ah, ¿sí?- Paul – Sí – Guardaron silencio durante años.
Pero de pronto Paul se acerco a ti por detrás y te susurro al oído mientras te abrazaba las caderas, te tomaba como si jamás te hubiera tocado. Te hacía estremecer.
Tú- Para Paul- Lo dijiste muy seria, muy alto, y muy segura de ti misma. No sabías de dónde habías sacado esas fuerzas para decirle eso a Paul que ya se había alejado de ti y te miraba- ¿qué sucede?- Tú- ¿quién es Sally? – Era como si alguien más hablara por ti. Paul- Una chica que nos corta el cabello- Tú riendo- ¿Enserio?- Paul- Sí...- Estalló- no sé porque te pones así, es una simple chica, que, que, veo porque corta el cabello, ¿sí?- Tú con una sonrisa de desdén - Claro…- Te acercaste a él. Tú- No te creo…- Paul- Que lástima, pues yo sólo te estoy diciendo la verdad- te miraba, te miraba con odio, por unos segundos sentiste que te miraba con odio. Pero luego su mirada cambió, demasiado, pero aún se le veía sumamente enojado, irritado, rabioso. Callaste. Tú optaste por hablar suavemente- Yo, confió en ti, confió en ti- Paul se quedo rígido. Él- Gracias- tartamudeo- yo también confió en ti- Te abrazó muy fuerte.
Tú lo soltaste – Pero no creo que Sally corte tu cabello – Paul frotándose muy fuerte sus ojos, parecía que estaba a punto de sacárselos. Él dándote la espalda- Ella, ella es una chica… y pasó algo-


*Chicas guapas :3 Acá les dejo mi cuenta de Twitter :O @LauMaCa :) Pues a ver si podemos estar así mas en contacto :D tal vez así me digan: ¡Hey, sube otro fic! Y así :) ¡Pero les advierto! Que en mi cuenta pongo un buen de cosas extrañas, que tal si mi imagen cambia con ustedes (?) 

9.4.12

Capitulo 1.137


Despertaste y hacía mucho calor, y sentías como si algo impidiera que movieras las piernas y los brazos. Abriste los ojos, y miraste una tela blanca: estabas cubierta totalmente por la sábana de tu cama. Y a tu lado Paul estaba abrazándote y había subido su pesada pierna a tus piernas.
Y él, seguía dormido, y tú tenías una urgencia descomunal por ir al baño, en específico para orinar, en el baño también aprovecharías y arreglarías tu cabello que a esa hora ya debería de estar hecho un nido para pájaros. Pero Paul no despertaba y no querías molestarlo. Así que te empezaste a mover lentamente, lo más despacio que pudieras. Era algo muy difícil, Paul era pesado. Estabas por lograrlo, solo te faltaba quitarte de encima la pierna de Paul.
Él- ¿Qué pasa? ¿Quieres levantarte?- Tú muy ruborizada, por suerte Paul solo veía tu nuca- Sí… ja ja- Reíste forzadamente. Paul- ¿Pero por qué? Esto está tan rico y bonito- Te abrazo y te jaló hacia él, y todo el esfuerzo por alejarte de él, todo el camino que ya habías avanzado, él lo destruyo con un suave movimiento.
Tú- Pero es que Paul…- te interrumpió- Vamos, hay que quedarnos en la cama más tiempo- Tú- Sí, pero es que- de nuevo te interrumpió- ¿O es que tienes algo que hacer? Entonces levántate…- Paul se hizo el ofendido y te dejo de abrazar y puso cara como de niño triste. Tú tenías unas urgencias descomunales por ir al baño así que te levantaste rápidamente.
Paul levantándose de la cama y quedando sentado te grito- ¿A dónde vas? – No necesitaste explicárselo pues azotaste la puerta del baño, unos segundos después escuchaste como Paul susurró un: Oh.
Saliste del baño ya con tu cabello peinado, o por lo menos eso intentaste.
Paul- Lo lamento…- Tú- No hay problema- Paul- Solo estaba bromeando- Tú- Sí, lo sé. Tranquilo- Quedaron en silencio y reventaron en sonoras carcajadas.
Pasaron unas horas para que se levantaran de nuevo de la cama y les diera apetito para ir a desayunar.
Paul- Ya sé…- Te tomo por la cintura- Mejor hay que ir a la casa de los chicos, ahí de seguro que hay comida-Tú riendo- ¿es broma? Porque aquí yo puedo preparar comida…- Paul- Sí, lo sé… Pero hay que ir a ver que hacen… ¿Vamos, sí?- Su mirada era tan tierna que no lograste negarte a él. Aunque tú querías estar a solas con Paul, aceptaste su sugerencia.
Salieron de la casa a toda prisa.
Cuando llegaron Paul estaciono su auto justo enfrente de la casa. Salió lentamente del auto, tú lo mirabas sentada en el lugar de copiloto, esperabas a que Paul fuera y te abriera la puerta, como lo solía hacer. Esperaste demasiado, Paul avanzo unos tres metros más de la puerta del auto y te miraba con impaciencia. Te hizo reaccionar su maleducado movimiento de mano para que te acercaras a él.
Paul- Toma mi mano- Tú muy muy distante- Sí…-
Después todo fue muy lejano para ti. Entraron a la casa y encontraron a John y a Ringo.
Ellos los recibieron con bromas a las cuales Paul respondió muy astutamente. Poco después Paul notó la ausencia de George, y preguntó por él, los chicos entre risitas de colégialos le respondieron que estaba arriba con una mujer. Todos empezaron a reír como tontuelos, olvidando por completo que tú estabas ahí. Aunque esto era fácil pues apenas  te movías y no hacías ningún ruido.
John- Hey chicos, recuerden que esta noche tenemos una gran fiesta- Ringo- ¿De nuevo? – John- Sí, en casa de ese chico rico, ¿cómo se llama?... No lo sé, no lo recuerdo, pero parece que será asombrosa- Paul – Oh sí, lo recuerdo…- Giro hacia ti muy complacido, con un gran sonrisa que se le borró y en vez de esta apareció una sonrisa mas bien, triste- ¿Quisieras acompañarme en esta fiesta?-