Hola



30.5.12

Capitulo 1.141

…Te sentías la mujer más feliz del mundo después del día en la playa. Todo tenía color, y si no lo tenía tu se lo agregabas. Todo era lindo.
 No existía ni un sentimiento negativo; aunque unas veces, te faltaba el aire cuando él se iba después de haber estado juntos, con sus manos entrelazadas, rozando sus labios tan suaves, mirándose a los ojos y saber que su mirada solo mostraba sinceridad y total amor, escuchar su voz diciéndote cosas que te hacían sentir bien y estremecerse cuando te decía: Te amo.
Te amo, esa frase que jamás nadie te había dicho y sin importar esto, tú sabías que era verdad. Sin haberlo sentido antes, sabías que el sentimiento era verdadero y mutuo. En ese momento estabas completamente que te habías enamorado de él.
Sentías una tristeza rotunda cuando él se marchaba, pero ese sentimiento negativo desaparecía cuando sabías que al día siguiente lo verías de nuevo, que nuevamente tendrías esas sensaciones que hacían que pensaras que solo existía él y tú. Y después de haberlo visto recibías una llamada de él, haciéndote saber que te extrañaba ya, siendo que apenas te había visto.
Ese era el tipo de amor que siempre habías soñado, sin poderte imaginar lo bien que se sentía estar enamorada, sin imaginar los sentimientos tan maravillosos que se podían llegar a tener.
Era como estar en un sueño, pero no en un sueño común o corriente. Más bien era como si se estuviera soñando despierto: todo era fantástico, increíble, perfecto. Pero todo lo que se sentía en ese sueño era lleno de emociones y sentimientos que se percibían al cien por ciento.
Después de un tiempo comprendiste que decirle: te amo; no era suficiente. Tratabas de buscar formas para poder hacer notar lo tanto que lo necesitas, apreciabas, querías, deseabas, anhelabas, amabas. Pero nunca te era suficiente a pesar de tus esfuerzos: repetías y repetías esa frase que cada vez se te hacía más hueca para demostrar lo que sentías. Aunque, siempre existían ocasiones en las que las cosas que hacías por él solían satisfacerte, pues estabas segura de que esas acciones demostraban completamente lo que sentías por Paul.
Perfecto, habías llegado a calificar tu relación  con Paul, pero después…. Pero después estabas en el asiento de copiloto en medio de la noche sin decir ni una sola palabra después de haber escuchado de los labios de Paul que te había engañado y había mantenido algo con una tal Sally.
En tu cabeza también permanecía el momento en que Kevin te había besado.

13.5.12

Capitulo 1.140


Te derrumbaste, literalmente, caíste sobre tus rodillas sobre un terreno lleno de tierra. Sin importar las piedras que tus rodillas oprimían muy fuertemente contra tu piel.
Paul se acerco corriendo a ti- ¿estás bien?- comenzaste a llorar levemente, él torpemente y tú haciéndole las cosas más difíciles trataba de levantarte del suelo. Dijiste- Déjame…- Paul, no lo haré- Te miro fijamente, como queriendo atravesarte con sus ojos- No lo haré- Tú- ¡Déjame en paz! ¡Déjame sola! ¡LARGATE DE AQUÍ!- Paul- No me iré- De pronto, como una corriente eléctrica recorrió a gran velocidad tu cuerpo: te levantaste, miraste a Paul, tomaste impulso con tu brazo y después tu mano chocó contra la mejilla de Paul.
Paul se dio la vuelta, podías ver que el sobaba su cachete tras el golpe que le habías dado, no desaprovechaste el momento para salir con paso firme de ese lugar. No sabías dónde estabas, pero estabas segura que si regresabas del camino que Paul había tomado llegarías a algún lugar.
Caminaste un minuto sola, hasta que Paul te alcanzó, te tomo por el brazo, y te dijo- Espera…- Zafaste tu brazo, y seguiste caminado. Él- Detente…- Estaba jadeando. Tú – Déjame- Paul- Es que…- se detuvo, eso te consterno un poco, pero tú seguiste tu camino. Él- Disculpe, al parecer este es su bolso- Te detuviste en seco. Volteaste y miraste que Paul extendía su brazo con un pequeño bolso en su mano. No pudiste evitar observar una gran mancha roja que había aparecido en la mejilla de ese hombre. Tú tímidamente dijiste- Gracias…- te acercaste lentamente a él y tomaste tu bolso. Lo agarraste pero Paul no lo soltaba.
Tú-Devuélvemelo- Paul- Pero tú no dijiste esas palabras…- Lo ignoraste. Él- Lo que dijiste fue: Ah, por supuesto. No me he dado cuenta de cuando se me ha caído- Tú lo miraste con ternura, con sus ojos llenos de lágrimas. Él apretando los ojos y abriéndolos rápidamente- ¡NO, eso no fue lo que dijiste! Fue: ¡Ah, claro! No me he dado cuenta de cuando se me ha caído… -Tú- ¿Y qué tiene de diferente?- Paul- Pues yo primero dije: por supuesto- te acercaste lentamente a él- pero no dijiste eso, lo que dijiste fue- lo interrumpiste- Lo que dije fue: Ah, claro. No me he dado cuenta de cuando se me ha caído- Paul- Exacto…- Estabas justo enfrente de él.
- Te pido perdón-  bufó Paul y continuó- Te pido perdón por lo que hice- Te miró y tu mantuviste tus ojos fijados en sus ojos. Tú- No lo sé…- Paul- Por favor…- Tú- Un perdón no se pide por favor…- Callaron mientras la noche obscura se apoderaba del ambiente.