Hola



27.8.11

Capitulo 1.129


Él- Me tengo que ir- Te dio la espalda y ahora sí, giro el picaporte.
No cerró la puerta, pues tú estabas detrás de él.
Dejaste de avanzar cuando estuviste al pie de la puerta.

A medio camino para llegar a su auto Paul giro y te vio a los ojos, se cruzaron sus miradas y te dijo en voz lo suficientemente alta para ser escuchado, pero no lo demasiado para que sonará como un grito, mas bien, sonaba como un susurro a tu oído- Te amo- Tú no pudiste emitir sonido alguno de tu garganta y solo moviste tu boca esperando que Paul te entendiera y pronunciaste un ‘Te amo’.
Paul giro con una sonrisa amarga. Siguió su camino a su auto y subió.
En ese momento te dieron unas ganas de besarlo, de tenerlo entre tus brazos una vez más, de pasar una noche con él.
Avanzabas hacia su auto con pasos muy cortos. Mientras Paul encendía su coche y se despedía de ti con un movimiento de manos, de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda.
 Y el coche avanzo con Paul.
Cuando el coche ya casi estaba por la esquina un impulso de correr llego a tus piernas. Empezaste a correr tras del coche, con todas tus fuerzas. Pero no sirvió de nada, Paul ya estaba muy lejos.
Tú- ¡PAUL!- Estiraste tu brazo hacia la dirección donde se había ido el auto.
Cuando las luces de algunas casas empezaron a encenderse y algunos chismosos se asomaban a ver quién era la chica que gritaba a altas horas de la noche notaste que estabas siendo un poco dramática con esa posición que solo habías visto en películas de desamor, y esa por supuesto no era tu situación.
Juntaste disimuladamente tu brazo a tu cuerpo. Y regresaste a casa con  la cabeza gacha.
Cerraste la puerta. Estuviste unos minutos recargada en la puerta. Después avanzaste robóticamente a tu sillón, tomaste asiento y caíste rendida. Y dormiste.
A la mañana siguiente amaneciste con un dolor de cabeza y tu cuerpo estaba adolorido por la posición en la que habías dormido, era incomodo dormir en un sillón.
Sin pensar antes en otro cosa lo primero que hiciste fue encender el televisor y buscar un canal en que hablaran sobre los Beatles. Esa vez estabas de suerte, pues encontraste uno muy rápidamente y por supuesto, empezaron a hablar sobre los Beatles.
Decían que hace apenas tres horas habían tomado un vuelo para llegar a los Estados Unidos.  Después de esa breve noticia dejaron de hablar sobre ellos.

22.8.11

Capitulo 1.128


Paul- Te traeré muchos regalos- Tú- No tienes que, con que tu regreses bastará- Paul- Yo volveré, y traeré muchos regalos- Tú quedaste en silencio. Paul- Solo serán tres semanas, será menos tiempo que la vez pasada- Tú- Tienes razón…- Paul- Te extrañaré mucho- Volteo a verte-. Espero con todo el corazón que cuando vuelva, todo se aclaré entre nosotros dos. Porque, porque no estamos bien- Tu corazón dio un vuelco dentro de ti. Tú- Sé muy bien que no estamos bien, pero no creo que sea para tanto- Paul- No sé. Yo tengo mis dudas- Tú- ¿Dudas? No te entiendo- Paul- Es que…- Mordió su labio-no quiero pelear contigo de nuevo- Tú- De acuerdo- Tomaste tu cabeza con ambas manos y revolviste tu cabello. Continuaste- Hay que hacer un pacto:- cerraste los ojos por unos segundos- Hay que olvidar todo esto. Las demás personas no importan en nuestra relación, solo importamos tú y yo. Hay que olvidar nuestras peleas. No hay razón para pelear de nuevo. Hay que olvidar todo lo negativo y empezar… de nuevo con todas las cosas positivas. Por favor- Rogabas que Paul aceptará era un buen pacto, te sorprendió que Paul tardara tanto en responder, pero al final dijo- Me agrada mucho la idea- Sonrió y toco tiernamente tu barbilla.
Paul dijo muy sosegado- Te amo- Sonrió levemente y acerco su rostro al tuyo y juntaron sus frentes. Tú respondiste- Te amo- Estabas tranquila, por ahora. No sabias lo que te esperaba en tres semanas, tal vez tu podías olvidar todo lo que habías mencionado en el pacto o tal vez no podrías, o tal vez Paul cambiaría de parecer, o regresaría amándote más profundamente. No estabas segura de nada, tu futuro con Paul era incierto.
Se levantaron del sofá donde habían tomado asiento, Paul te tomo de la cintura y te dijo- Te amo- Tú no tuviste tiempo para responder, Paul te sorprendió con un largo y tierno beso.
Paul- Adiós- Tú- Te amo Paul- Lo dijiste con todas tus fuerzas, con los ojos cerrados igual que tus puños.
Tú- Adiós. Te extrañaré mucho- Paul se acerco a la puerta, antes de hacer girar al picaporte se tomo unos segundos, tú veías su espalda.
Volteó y con una sonrisa te dijo- Nunca olvidaré lo nuestro…- Se acerco a ti y tu a él y se abrazaron. Tal vez duró mil años o cinco segundos, pero para ti fue especial.
Tenías un mal presentimiento sobre esto y no querías que ese abrazo durara poco. Tardaría todo lo que tú quisieras.
Y duro el tiempo necesario para recordar la forma y tamaño del cuerpo de Paul, para recordar lo suave de su cabello, para sentir lo suave de su piel y para envolverte entre su exquisito aroma.

16.8.11

Capitulo 1.127




Empezaste a llorar desesperadamente- ¡Paul! ¡No lo había pensado! No te vayas, por favor, quédate junto a mi- Paul te tomaba por los hombros- ¡Es que no puedo aguantarlo, una vez mas no, no puedo!- Paul- Escucha, escucha- Tú- ¡No, no quiero!- Paul- ¡……………………..! ¡Para!- Tú un poco exaltada: Paul te había gritado. Él- Para,- te recogió el cabello de la cara- ¿Por qué te pones así?- Tú- N-n-no sé… No sé- Y ahora lo pensabas, ¿por qué habías hecho eso? Tú- Tengo miedo- No sabías de donde provenía esa voz, pero cuando miraste a Paul sospechaste que había salido de tu propio ser.
Paul- ¿Por qué dices eso?- Tú- Es que siento que ya no me amas como antes- Tú lo decías muy rápidamente, pero se te entendía a la perfección. Paul abriendo mucho los ojos- ¿Qué dices?- Tú explotando- ¡SÍ!- Paul- ¿Qué rayos dices?- Te miraba con desdén- ¿De dónde has sacado eso?- Te tomaba muy fuerte de los hombros. Tú- Es que, es que…- Muchas cosas venían a tu cabeza, pero no sabías que decir primero- ya no me miras como antes, te la pasas paseándote con todas tus amigas, ya no tienes tiempo para mi, ya no me dices que me amas, eres grosero conmigo, y, y, y- Paul- ¿Qué dices? ¿De qué hablas?- Te miraba confundido -¡ Yo te miro como antes, nunca podría cambiar la forma en la que te veo, y yo no salgo a pasear con ninguna amiga mía, no tengo tiempo con una gira encima, y yo nunca me atrevería a ser grosero contigo! Y…- Ya no oprimía tus hombros con tanta fuerza- Yo te amo, y creí que no necesitaba decírtelo, pensé que, que ya lo sabías, pensé que no tenía que decírtelo tantas veces. Pero si eso es lo que quieres, te amo- Te sentiste como una pequeña niña llorando por el dulce que no le quisieron comprar. Te sentías estúpida, la mirada de Paul no había cambiado, solo lo habías visto una vez con una chica, y fue cuando había cientos de chicas en un mismo lugar, y el jamás había sido grosero contigo, tú habías sido mala con él, habías hecho que estuviera en una pelea, y si Paul no te decía que te amaba, siempre te decía un cumplido haciendo notar tu belleza o algo parecido.
Paul- No quería gritarte. Lo siento- Tú te petrificaste, Paul te pedía disculpas por haberte levantado la voz, ni siquiera te había gritado tan fuerte como tú le habías gritado a él, y te al final pedía disculpas y tu ni siquiera le habías agradecido por haberse quedado contigo en el hospital sabiendo que tenía que alistarse para su vuelo de mañana, tú ni siquiera le habías pedido disculpas por haberse peleado con Kevin por tu culpa.
Te morías de la vergüenza. Pensaste que ibas a desmayarte o algo parecido, pues un gran malestar aparecía en tu estomago y cabeza.
 Paul estaba recargado en una pared y se tapaba los ojos frotándoselos. Y tú estabas arrinconada en la esquina, no querías que supiera que estabas ahí, querías desaparecer.
Paul te miro, tú esquivaste su mirada. Él- ¿Estás bien?- Se acerco lentamente a ti. Tú tratando de disimular lo que había pasado- Si, estoy bien- Dijiste mientras acomodabas tu cabello. Y para tratar de remediar un poco lo que habías hecho preguntaste muy amablemente- Y ¿tú?
Paul- Cariño, no quiero estar mal contigo, y menos ahora- Tú- Si, lo sé- Miraste al suelo, y luego pegaste tus manos al pecho de Paul- Perdóname, lo siento, lo lamento. Soy horrible, soy una bruja, no soy peor que una bruja, soy, soy…- Tratabas de buscar un adjetivo que pudiera describir con exactitud lo que eras. Pero Paul puso un dedo sobre tu boca y dijo suavemente- Para. Tú no eres nada de eso- Te tomo con sus dos brazos- Tu eres perfecta y ya te lo he dicho- Te miro dulcemente- Hay que dejar de pelear-.
Te sentías estúpidamente estúpida. Era el último día que Paul estaría contigo, y tú estabas peleándote con él. No lo podías soportar, y le devolviste a Paul la sonrisa más franca que podías, pero pareció no resultar. Paul hizo una leve y rápida mueca.
Esto era horrible, tú entre los brazos del amor de tu vida y no era el momento perfecto, como siempre lo era cuando Paul te abrazaba.
Sentías esa diferencia, como estabas y no estabas entre los brazos de Paul, como el besaba tu cabeza, tu rostro pero parecía que ninguna caricia hacia en ti ni en el efecto, ese efecto que era característico en su relación, esa electricidad que recorría tu cuerpo, esa eterna felicidad que se mostraba en tu rostro con una sonrisa. No era lo mismo.
Paul y tú para romper el silencio incómodo comenzaron a platicar de cosas simples. De el clima, de cuál era la música que está de moda, de los bares y pubs de las calles más famosas, del cine, de cualquier cosa, pero cuando tocaban el tema de su relación parecía que se quedaban sin palabras y el silencio incómodo volvía.
Paul- Creo que tengo que irme…- Miro el reloj pegado a tu pared que marcaban las 10:46, si era algo tarde y la noche ya estaba sobre tu calle. Tú- Sí Paul, no hay problema- Y se quedaron así en silencio y mirando como el segundero avanzaba. Pasaron cinco vueltas que el segundero le dio al reloj.

10.8.11

Capitulo 1.126


Abriste los ojos. Estabas en una habitación blanca con una televisión en un estante en la pared. Miraste hacia la izquierda y había una ventana con persianas blancas y debajo un mueble de madera con unas flores marchitas. Ahora miraste a la derecha, ahí había una silla vacía y había unos aparatos médicos que tú solo habías visto en las películas.
Paul- Que manera de caer- Tú no sabías de donde provenía esa voz. Moviste la cabeza aturdida y en corto pasillo que daba a la puerta cerrada estaba Paul, con los brazos cruzados.
Tú- No, no- tocaste tu cabeza y un dolor horrible apareció- recuerdo nada- Lo miraste extrañada- ¿Qué ha pasado?- Paul- Pues tomaste mucho- Tú- Yo nunca bebo- Paul- Pues que excelente noche para empezar- Te sonrojaste como una pequeña niña regañada por su padre. Siguió- Después de tener unas veinte copas de más decidiste irte. Irte  sin mi.- Te miro- Y caíste alrededor de cincuenta personas- Tú no podías mirar a Paul, te morías de la vergüenza. Paul- Y llegaron los paramédicos y te llevaron en una camilla. Yo estaba muy preocupado, y pregunte que te había pasado. Enfrente de todos los paramédicos me respondieron: ‘por lo de la caída no le ha pasado nada, lo mas que le pasara será un chichón. Pero parece que hoy ha ingerido mucho alcohol y mañana sufrirá una resaca tremenda. Y ahora ya está cansada.’- Paul rio levemente. Tú- Perdóname Paul- Él- No importa- Se acerco a ti. Tú- Claro que importa. Soy una persona horrible- Paul mirándote- Claro que no. No te martirices- Tú- Pero…- Paul se acerco muy rápido a ti y te puso un dedo en tu boca  y dijo muy suave- Basta- Te sonrió y dijo- Creo que tienes que descansar- Tú ya un poco mas aliviada- Si, pero…- Lo miraste- quédate conmigo, ¿Si?- Paul sonrió- Por supuesto. No saldré de aquí sin ti- Su boca emitía sonidos que hacían que volaras. Volaras mas lejos de lo que alguien más lo había hecho.
Después de una media hora en silencio Paul pregunto- ¿Por qué empezaste a tomar exactamente esa noche?- Tú te acomodaste en tu cama y le dijiste en voz baja- Me sentía fatal conmigo- Paul- Ah…- Se mordió su labio inferior- ¿Por lo de Kevin?- Tú- Pues…- Recordaste a la chica de rojo- si- Cerraste los ojos unos cinco segundos. Paul- Ya no importa. Déjalo atrás- Puso su mano sobre la tuya- Lo importante es que estamos juntos- Te sonrió. Tú- Si, juntos para siempre- Paul sonrió y se acerco a ti y beso tu frente. Se quedaron unos minutos callados manteniendo sus miradas. Después olvidaron eso y empezaron a ver que había de interesante en la habitación.
Paul- Hay que encender el televisor- Se acerco a la repisa y encendió ese aparato. Pasó varios canales, se detenía en cada canal unos veinte segundos, luego le cambiaba.
Dejo de cambiar el canal cuando encontró uno que era acerca de música. Era un canal muy conocido. Paul- Si pasan una canción de los Beatles me doy un tiro- Tú reíste y él se fue a acostar junto a ti. Era un poco incomodo estar con Paul en una pequeña cama, pero  no importaba, estar con Paul era perfecto.
Apareció la conductora del programa usando un vestido muy corto. Y dijo casi a gritos- Y como todos saben, ayer fue la conferencia de prensas de The Beatles- Paul se golpeo en la cabeza con su mano- Y dieron a conocer acerca de su gira por América- Sonrió y dijo- Pero también captamos estas imágenes. Vean- Chasqueo los dedos y sonrió estúpidamente. En la pantalla aparecía Paul con la maldita chica del vestido rojo. Parecían muy contentos y cómodos. Platicaban y reían. Mientras esto pasaba la voz de la conductora decía- Pasaron la noche juntos en la conferencia. ¿Será que Paul ya estará pensando en tener otra relación después del sonado rompimiento con Jane?- Paul desde la habitación- ¡Basura!- Tú- ¿Quién es esa chica?- Paul giro a verte y dijo- Es una amiga, una modelo- Tú- Ah, ¿La conociste ayer?- Paul- No, ya habíamos estado juntos en una fiesta. Es una buena chica- Tú- Es una muy guapa esa mujer- Paul- No lo sé- Tú- Vamos, acéptalo, es hermosa- Paul- Hey, para ¿De acuerdo?- Tú cruzaste los brazos y Paul dijo obligado- Déjalo, tú eres la única para mí- Tú- Si, eso lo sé- Y era verdad, lo sabías de sobra, pero no podías sacarte de la mente a esa chica y a Paul juntos.
Y de pronto un hombre con bata blanca entro y dijo sonriente- Hola señorita………………..- Respondiste al saludo. Él- Yo soy el doctor Leyva- Tú- Buenos días doctor- Paul bajo de la cama y le dio la mano al doctor y dijo- Bueno días doctor- El doctor- ¿Cómo te sientes?- Tú- Mejor- Doctor- Si- Te miro y después les echo un vistazo a esos aparatos y dijo- Creo que ya estas lista para salir. Ahora solo sufres de una leve resaca. Nada mas- Te sonrió y dijiste- Si, gracias- Doctor- Solo te recomiendo que tomes muchos líquidos, y listo- Tú ruborizándote- Si, claro. Gracias doctor- Le diste la mano. Y después Paul te imito. Doctor. En unos momentos una enfermera vendrá a entregarte tu ropa- Hasta eso momento notaste que no llevabas la ropa de ayer. Tenías una bata rosa. Tú- Gra-gracias doctor- Él sonrió, dio la media vuelta y salió.
Paul- Ya estas curada- Guiño su ojo. Este no tuvo el efecto como los pasados, porque sabias que este se trataba de una broma.
Acto seguido una enfermera entro y te dio tu ropa. Tú- Gracias- Enfermera- De nada- Salió y te quedaste a solas con Paul. Él- Deja cierro bien las persianas- Dio la vuelta a la cama y cerró totalmente la ventana.
Después el se coloco enfrente de ti y te pregunto- ¿Qué esperas?- Tú- ¿Aquí me visto?- Paul sonriendo- Si, ¿en dónde te querías cambiar?- Tú- No, no sé- Paul- ¿Quieres que salga?- Señalo la puerta. Tú- No, no. Quédate- Te sacaste la bata. Tenías puesta tu ropa interior.
Paul había tomado asiento en la silla junto a la cama.
Te pusiste la falda lentamente, después empezaste a ponerte la blusa, cuando te faltaban por abrochar unos tres botones una mano tomo por completo tu pecho y oíste que una la voz de Paul decía- Eres muy sexy- Y lo decía con esa voz que te volvía loca. Después te soltó y tú como si nada seguiste abrochando los botones.
Tú- Estoy lista- Paul- Muy bien. Ahora solo falto yo- Y de uno de sus bolsillos saco unas gafas obscuras y una bufanda verde que hacían juego con sus ojos ya ocultos tras las gafas.


Paul- Perfecto- Tomo tu mano y una corriente eléctrica recorrió tu cuerpo. Desde tu mano hasta tu otra mano.
Salieron muy deprisa del hospital. El coche de Paul estaba estacionado en la acera de enfrente del hospital. Cruzaron no sin antes ver si no venia algún coche.
Paul condujo una media hora hasta tu casa. Cuando llegaron:
Paul- Creo que has perdido el día en tu escuela- Tú- Si, yo también creo lo mismo- Miraste el reloj colgando de tu pared y marcaba las 11:35 de la mañana. No tenía sentido ir a tu escuela.
Paul- Y, ¿qué piensas hacer?- Tú- Quedarme en casa- Pasaste tu mano por tu cabello- Arreglar algunas cosas.
Paul se acerco a ti y postro su mano sobre tu rostro- No quiero arruinarte el día, ni nada…- Se acerco mas a ti- Pero…-Miro al suelo por unos segundos y luego miro tus ojos- hoy es el último día en que estoy aquí- Y te derrumbaste.

6.8.11

Capitulo 1.125



Tú muy alarmada gritaste y luego tapaste tu boca.
Parecía que ninguno de ellos había escuchado. Pues después de haber chocado contra el auto Kevin empujo con ambas manos a Paul. Paul casi caía, pero se mantuvo y lanzo un puñetazo que fallo. Kevin rio estrepitosamente, y tomo a Paul por su saco lo soltó de una mano y la alzo y cerro su puño. Su mano se iba acercando al rostro de Paul, pero este antes de recibir un golpe lanzo otro puñetazo y esta vez acertó dándole a Kevin en la mandíbula. Aunque el impulso del puño de Kevin fue un poco desviado por el golpe del otro, su mano golpeo el rostro de Paul. Tú despertaste al ver como el puño de Kevin caía sobre el rostro de Paul y con un brinco despertaste y fuiste corriendo hacia ellos.
Tú- ¡Basta! ¡Paren!- Ninguno te hacía caso. Se empujaban y  lanzaban puñetazos. Hasta que Paul se lanzo contra Kevin y quedaron tendidos en el pasto. Tú te agachaste tomaste a Paul por los hombros y miraste a Kevin y gritaste- ¡PAREN!- Esta vez los dos reaccionaron. Kevin te miro, y vislumbraste que sangraba. Tú- ¿Estás bien Kevin?- Tu voz era entrecortada. Él- Estoy bien. Yo me largo. Nos vemos…………………….. Y en cuanto a ti- Señalo amenazadoramente a Paul- esto no termina aquí.- Paul sonrió muy tranquilamente, y fue ahí donde también notaste que sangraba. Paul- No, claro que aquí no termina- Kevin se dio la vuelta y Paul grito- ¡Adiós, CERDO!- Kevin volteo se iba a lanzar a Paul pero tú te interpusiste. Tú- Adiós Kevin- Tratabas de no sonar grosera- Mañana te veo- Kevin- Adiós- Te dio la espalda. No fuiste con Paul hasta que viste que Kevin se hubiera ido. Cuando ya estaba lejos volteaste a ver a Paul pero ya no estaba ahí. Ahora ya estaba en su auto. Sentado preparado para conducir. Te miraba y tú subiste a su auto.
Paul no espero a que dijeras algo y encendió el auto.
Condujo por unos veinte minutos hasta que llegaron a un gran salón.
Entraron. No había nadie. Avanzaron un poco más. Ahora con la luz podías ver mejor a Paul. Kevin lo había golpeado en el labio. Ya no le sangraba, pues la sangre ya se había coagulado.
John- Hola cerdo- Paul no respondió. George- ¿Qué te ha pasado?- Ringo- Hombre, ¿en dónde te has metido?- Ringo volteo a verte- Hey, hola………….- Y apareció el hombre que siempre veías cuando los Beatles se reunían en un evento y este dijo- McCartney, ¿Qué te ha pasado?- Paul- Lo que pasa es que me he encontrado a un vago. Y como no he querido darle un autógrafo me ha golpeado- Señor- Vaya- Señalo una puerta- Será mejor que te limpies antes de darle la cara a la prensa. Aquí te esperamos. Date prisa- Paul asintió y se dirigió hacia la puerta señalada. Tú fuiste junto a él.
El señor los había dirigido a una habitación blanca con un sillón café. Ahí estaba sentada una mujer de edad avanzada. Paul- ¿Dónde puedo limpiarme la cara?- La señora no dijo nada, pero saco un botiquín y se lo mostro a Paul y este dio las gracias. La señora se aparto del sillón y Paul se fue a sentar. Tú te sentaste junto a él.
Paul empezaba a limpiarse pero como no podía ver donde se encontraba exactamente su herida le era difícil limpiarse.
Tú- Deja yo te ayudo- Paul te dio el algodón para que lo limpiaras. Tú lo hacías muy delicadamente, primero empezaste por quitar la sangre que ensuciaba la cara de Paul, luego te fuiste acercando a donde la sangre salía. Cuando llegaste Paul hizo una mueca. Tú- ¿Te lastime?- Paul con un seco y rotundo- no- Tú- Claro- Entonces volviste a pasar el algodón por su herida y él de nuevo hizo una mueca. Tú- Me has dicho que no te lastimaba- Paul- Me lastimas- Tú- Lo siento- Seguiste limpiando su rostro.
Paul- ¿Ese chico es el que ha estado detrás de ti desde hace tiempo?- Tú- Pues así parece- Paul- Muy decente ese chicho-Te miro enojado. Tú- Pero si tú has sido el que ha iniciado la pelea- Paul se levanto y te miro- Lastima que no hallas estado ahí para escuchar lo que decía- Tú- Pues tu dime, ¿Qué ha dicho?- Paul se lanzo contra el sillón- Bah, ya no sirve de nada recordarlo- Tú callaste. Paul- ¿Por qué ha ido?- Tú- Es que…- dejaste suspendido el algodón a unos centímetros del rostro de Paul- es que había olvidado nuestro compromiso y le había dicho que viniera a mi casa- No sabías que decir y pensaste que decir la verdad sería lo adecuado. Paul permaneció en silencio- Íbamos a hacer una tarea- Paul- Y, ¿por eso llevaba unas rosas?- Tú- Pues no sé- Paul- Y, ¿por eso iba tan arreglado?- Tú- Así se le gusta vestirse- Paul- Ah…- Miro al suelo sin mover su rostro para que tu siguieras limpiándolo- Y, ¿por eso ha sido que te has arreglado?- Tú nerviosa- No, no, no, me arregle para ti- Paul- Claro- Sin apartar la mirada  del suelo- ¿No habías dicho que olvidaste nuestro compromiso?- Paul te había desarmado. No sabías que decir. Paul- Esto queda aun más claro- Tú- Por favor…- Ya no limpiabas el rostro de Paul. Él- Muy bien. ¿Ya estoy bien?- Lo miraste y ya estaba bien. Casi no se le notaba la herida. Tú- Ya estas bien- Paul- Perfecto- Se levanto- Vamos- Avanzo hacia la puerta y salió. Tú te quedaste ahí. Sentada, destrozada, perdida, sola.
Una voz descortés se dirigió a ti- Tiene que salir de aquí- Era la señora que estaba sentada en sillón antes que ustedes. Tú- Claro- Te levantaste rápidamente y saliste. Ya no había nadie ahí en el salón. Había una gran puerta dorada, la abriste y ahí había más de trescientas personas. Entraste.
Veías a los cuatro Beatles esparcidos cada uno en las esquinas.
No sabías que hacer y llego un mesero hacia ti y te mostro unas copas llenas de un liquido dorado. Tomaste una copa y dijiste- Gracias- La tomaste y la bebiste muy rápido. Sentiste un ardor terrible, pero no te importo. Cada vez que un mesero se acercaba y te ofrecía una bebida tú la aceptabas.
Después de una hora y con más de 10 copas bebidas ya no te podías sostener muy bien y estabas sentada en un banco junto el bar.
Con tu copa en tu boca giraste la mirada y viste perfectamente a Paul, igual con una copa en la boca. Conversaba con dos chicas.
Una de ellas usaba un vestido negro muy ajustado, usaba unos zapatos plateados altísimos. Tenía su cabello recogió. Era muy flaca. La otra chica llevaba un vestido rojo. Era de tipo strapples. Y usaba unas zapatillas rojas, eran muy lindas y altas. Y tenía un cabello negro larguísimo. De piel blanca con unas mejillas rosadas y unos ojos verdes que se veían a unos veinte metros de distancia. Esta en cambio con la otra, tenía un cuerpo fenomenal, tenía unas piernas largas, una cadera amplia con un trasero muy ejercitado. Tenía una cintura perfecta, no se asomaba ningún bulto en su estomago. Y si subías la vista no podías evitar mirar sus pechos. Parecían perfectos. Lucían unos pequeños melones. Estaban tan bien acomodados en ese vestido… Era guapísima. Agitaste tu cabeza para apartar esas ideas de tu cabeza.
Giraste la cabeza una vez más después de unos cinco minutos, no te haría daño, pensaste. Cuando viste a Paul el ya estaba solo con esa chica de vestido rojo. Y se veía como esa chica se divertía a lo grande con tu chico. Tus ojos se llenaron de lágrimas. No podías estar ahí un segundo más.
Te levantaste, pero ni tus pies ni tus piernas parecían  servir, así que cuando te levantaste instantáneamente caíste en seco. Aunque mientras caías todo parecía muy lento, pensaste que eran los efectos de alcohol. Veías las piernas de las personas y cuando ya estabas a unos centímetros del suelo tu cuerpo se había acomodado y ahora veías hacia el techo y notaste que ninguna de las personas que estaban a tu alrededor habían notado que tú estabas cayendo.  Y de ahí, no recordaste más.

2.8.11

Capitulo 1.124


Paul- Hola- Miro su reloj- Sé que he llegado un poco temprano. Pero parece que ya estás lista- Te miro lentamente. Tú- No importa-.
Aunque él no era la persona que esperabas tu no mostrabas ninguna emoción.
Paul- Que linda te ves- Tu te acercaste a él- Tú también te ves muy bien- Arreglaste su corbata. Paul- ¿Así estoy mejor?- Tú- Mucho mejor- Y cuando sus miradas se cruzaron una sonrisa hizo que todos tus sentimientos salieran a la luz. De pronto recordaste a Kevin. Y como si fuera broma el sonido de un motor de auto se aproximaba. Después de unos minutos un coche se estacionaba atrás del coche de Paul, justo enfrente de tu casa. Y del coche nuevo salía un individuo. Miraste a Paul y preguntaste- ¿Cómo estás?- Paul sonriente- Ahora estoy muy bien. No tienes idea- Se iba a cercando muy despacio hacia ti. Miraste hacia detrás de la cabeza de Paul y ahí estaba plantado. Con una chamarra de cuero brillante, una camisa blanca y unos jeans azules. Y entre sus manos unas rosas, casi tan rojas como el color de su automóvil.
Kevin- ¿Interrumpo?- Paul te miro un segundo, después volteo. Tú muy nerviosa- Kevin- Te acercaste muy rápido- Lo siento. Lo siento- Tocaste su hombro- Es que había olvidado el compromiso que tenia con Paul- Kevin no te prestaba atención. Solo miraba a tus espaldas, miraba a Paul. Kevin- Ah, ¿sí?- Tú- Si, si, si, lo siento mucho. Nunca me perdonare esto- Kevin- No importa- Te miro. Se veía sumamente irritado. Él- Pues…- Miro sus rosas- te había traído esto- Sonrió levemente pero su sonrisa se borro casi instantáneamente. Tú- muchas gracias. Te lo agradezco mucho-  Te las coloco entre tus manos. Pasaban y notaste que eran más de treinta rosas, eran demasiadas y aparte de eso eran muy rojas.
Paul- ¿Ha pasado algo?- Escuchaste muy cerca esa voz, te volteaste y Paul estaba a unos cinco pasos de ti. Tú- No, no, no ha pasado nada- Paul- Pero, ¿qué es eso?- Miraba las flores que tenias entre tus brazos. Tú- Es un regalo de Kevin- Paul- Pero que lindas son- Miraba las flores con odio y desprecio. Tú- Si, Kevin ha sido muy atento- Giraste a ver a Kevin y miraba a Paul con ira. Paul- Si- Volteo la mirada hacia Kevin- Kevin ha sido muy atento- Le sonrió, pero no era nada amistosa. Paul supuestamente mirando su reloj, la verdad era que no le quitaba la mirada a Kevin- Mira, se nos ha hecho tarde- Tú- Oh si- Abriste mucho los ojos- Kevin nos debemos de ir. Será para otra ocasión esta reunión. Mañana te prometo que te explico de qué se trata ese tema de la escuela. Pero ahora debo de irme- Kevin mirándote- Si, claro. Muchas gracias- Miro de nuevo a Paul. Parecía que se seguirían viendo unos cinco años más. Tú estabas entre ellos, pero ninguno mostraba interés por ti. Ellos parecían estáticos.
Tú- Paul, hay que irnos- Paul volteándote a ver por unos segundos- Pero deberías poner esas rosas en agua. No queremos  que se marchiten- Tú- Cierto…- Paul- Ve, anda, ponlas en un jarro con agua. Yo te esperaré aquí- Tú- ¿Aquí? ¿Esperarme?- Paul viéndote mientras decía – Si, ve. Antes de que se nos haga tarde- Tú- Mmmm... Es que...- Paul- Anda, ve- Tú pensaste que sería mejor si esto lo hacías mas rápido. Giraste sobre tus tobillos y corriste hasta tu casa. Pusiste las rosas cuidadosamente sobre el piso. No pensabas ponerlas en agua. No querías tardar más de un segundo. Cerraste la puerta y fuiste hasta donde los chicos. Cuando viste estaban charlando. Te tranquilizaste y alentaste tu paso.
 Y de pronto Paul empujo a Kevin contra el auto.