Paul había estado un poco raro desde que te menciono lo del baile. Estaba distante, se escabullía de donde estaban para luego aparecer junto de ti como si nada hubiera pasado.
Tú- Paul, ¿Qué te pasa?- Con una sonrisa entre labios te respondió suavemente- Nada...- Dio media vuelta y siguió su camino a la habitación.
Ya dentro de su cuarto.
Paul- Creo que deberíamos de pedir algo de comer- Tú- Seguro- Paul se acerco al teléfono y empezó a pedir algo.
Tú lo miraste sonriendo, luego tomaste las bolsas de las compras. Ahí estaban algunos recuerdos que habían comprado, algunas gorras, bufandas, discos que Paul había comprado, unas revistas, y demás. Viste una bolsa naranja, realmente llamativa, la miraste, no le diste importancia y mejor soltaste cuidadosamente todas las bolsas hasta ponerlas en el suelo.
Después de unos breves segundos reflexionaste. Esa bolsa no era de ustedes, no habían comprada nada que estuviera en una bolsa naranja. Giraste de nuevo para ver qué contenía esa bolsa. Pero justo antes de que la lograras cargar, Paul se interpuso entre ti y la bolsa.
Él- Pedí algo muy simple para comer- Tú mirándolo desconcertada- Ah sí, claro. No importa- Paul- Mira- tomo tus manos- hay que descansar- Tú- Si, pero…- Paul caminando hacia la cama- Te aseguro que esta noche no podrás parar, y no quiero que estés cansada- Te guiño un ojo, y eso fue suficiente para que todo lo que tuvieras en tu mente se borrara.
Estuvieron así un buen rato hasta que un trabajador del hotel llegara con un carrito llevándoles su comida.
En cuanto se fue tú te acercaste rápidamente a ver que ibas a comer ese día.
Eran hamburguesas comunes.
Paul- Mis favoritas- Tomo una y empezó a devorarla. Tú observaste como termino con una hamburguesa con tres bocados.
Tú- ¡Wow!- Te tapaste tu boca con tu mano derecha- ¿Cómo haces eso?- Paul limpiándose con su mano- ¿Hacer qué?- Tú- Comer así- Paul- Ja, ja, pues no sé- Tomo otra hamburguesa- es que son tan deliciosas- Tomaste una hamburguesa. Empezaste a comerla.
Después de ya haber comido todas. Se acomodaran mejor en la cama. Tú querías empezar a platicar de algo. Te sentías un poco incomoda, mirando a Paul sin decir una palabra. Pero al final, entendiste que fue lo mejor.
Poco a poco ustedes terminaron durmiendo. Como la noche anterior no habían dormido muy bien estaban un poco adormilados y eso provoco que ese día terminaran en un profundo sueño.
Paul- Amor, amor- Sentiste como alguien peinaba tu cabello. Tú- ¿Si?- Paul- Hola- Abriste los ojos lentamente, viste la hermosa sonrisa de Paul.
Él- Creo que deberías empezar a arreglarte- Tú te levantaste suavemente. Miraste a Paul y estaba envuelto en una bata del hotel. Tenía su cabello mojado y estaba recién rasurado.
Tú-¿Qué hora es?- Paul- Son las 6, y el baile empieza a las 9, creo que tenemos el tiempo exacto para todo- Tomo tu mentón, te acerco a él. Y te beso.
Paul- Eres maravillosa. Te amo- Sonreíste. Tú- Te amo, te amo, te amo- Paul te miro tiernamente.
Después de unos segundos te dijo- Creo que deberías darte un baño y luego arreglarte- Tú- ¿Qué? Ah sí, claro…- Miraste a tu alrededor en busca de tu maleta. Paul- Metí tu maleta en el baño. Ya está todo listo- Tú- Gracias Paul- Te levantaste y te dirigiste al baño.
Te miraste en el espejo. Lucias realmente mal, pensaste. Tu cabello estaba todo despeinado, tus ojos delataban lo cansada que estabas, estabas muy blanca, te veías enferma. Te preocupo un poco eso. Dejaste de pensar en eso.
Empezaste a quitarte la ropa. Luego te pusiste una bata del hotel.
Giraste la llave del agua. Pronto salió agua tibia. Te quitaste la bata. Y te empezaste a dar un baño.
Cuando acabaste, empezaste a pensar en que te pondrías. No habías traído nada como para ir a un baile. Recordaste que habías triado algo así como una falda y una playera que hacia juego. Abriste tu maleta para buscarla.
Lo primero que viste fue el vestido de tus sueños. La verdad es que nunca habías pensado en uno, pero ese vestido, era verdaderamente hermoso.
Lo levantaste de la maleta. Era hermoso, perfecto.
Viste que tenia colgando una nota. La tomaste nerviosamente. Decía con un letra linda y cuidadosa:
Es para ti, espero que lo uses. Te esperare en la recepción.
Te amo.
Una línea enfatizaba la última frase.
Te morías. Paul era tan tierno.
Te vestiste con ese vestido. Arreglaste tu cabello muy lindo. Te pusiste un tono bajo del rojo en tus labios, después una pequeña capa de brillo. Enchinaste y rímel a tus pestañas, también pintaste una línea negra con tu delineador sobre tus ojos. Te pusiste un poco de rubor.
Te veías perfecta. Nunca te habías visto mejor. Además de lo bien que te habías arreglado, en tus ojos se veían una chispa de amor, que los hacían lucir hermosos, tu gran sonrisa también era linda. Lucias bonita. Perfecta, pensaste.
Te pusiste unos lindos aretes.
Saliste del baño. Ya no estaba ahí Paul. Te diste otra mirada en el espejo de la habitación. Saliste con paso apresurado hacia la recepción.
Ya querías estar con Paul.
Ibas bajando las últimas escaleras. Y aun no lograbas verlo.
Ya abajo lo buscabas con la mirada, pero no lo encontrabas. Encontraste un reloj que marcaban ya las 9 de la noche.
Te quedaste mirando ese gran reloj. Era una lástima haber estado en el baile desde que empezó.
De pronto una mano fría toco tu espalda. Un escalofrió te recorrió por completo.
Tú- Paul- Giraste y era él. Con su hermosa sonrisa. Con sus hermosos ojos. Con su perfecto peinado.
Paul- Es hora de irnos- Tomo tu mano sin esperar respuesta.
El coche estaba afuera. Te ayudo a subir. Paul avanzaba lentamente, pero sin pausas. Ninguna señal o semáforo marcaban alto cuando ustedes pasaban.
Cuando se acercaron más al salón la gente, los coches iban aumentando.
Paul estaciono el coche. Espero unos segundos para bajar. Parecía estar pensando o algo así.
Él con una gran sonrisa- Listo- Bajo rápidamente para ayudarte a salir del auto.
Había demasiada gente. Paul avanzaba muy rápido.
Muchas chicas platicando nerviosamente, mirando a los chicos con sus mejores trajes, parejas besándose, algunos solos mirando a los demás con melancolía, todo eso y más se podría contemplar justo en la entrada del salón.
Paul y tú entraron muy rápido.
Paul- Que buen lugar…- Tenía una decoración muy linda. Todo muy referente al amor y amistad.
Él- Bueno… ¿quieres ponche?- Tú- Ah claro- Paul- Bueno, espera aquí- Tú esperaste. Mirabas todo a tu alrededor. Te encantaba. Sabías que esa noche iba a ser inolvidable.
Chico- Hola…- Su voz era rotundamente sexy. Volteaste a ver de quien se trataba. Era un chico guapo.
Tú giraste a ver a quien se dirigía, no había nadie más que tu. Tú- ¿Yo? Yo… yo… hola- respondiste nerviosa.
Chico- ¿Estás sola?- Abriste mucho los ojos. Pensaste que habías lucido muy torpe haciendo eso y empezaste a reír nerviosamente. Tú- No, lo siento- Volteaste a ver si Paul venia- mi novio fue por un poco de ponche- Chico- Ah, ya veo…- Miro al piso, te vio y con una sonrisa dijo- Pero podría acompañarte por un rato- Tu ibas a replicar- Mientras tu novio viene- Tú- Si, creo que está bien…- Chico- Y, ¿eres de aquí? Nunca te había visto antes- Tú- Ah, no, no- de nuevo volteaste para ver si Paul venia- Soy de Liverpool- Chico- ¿Enserio? Y, ¿Qué haces aquí?- Tú rascándote tu frente- Pues, vengo… de vacaciones. Algo así- Chico- Interesante- Te miro- Aquí no hay nada divertido- Tú- ¿No?- Otra vez giraste tu cabeza para ver si Paul se acercaba. Chico- No, solo hay muchas tiendas…- te miro, sabías que él se sentía incomodo cuando te volteabas, pero no podías evitarlo. Siguió- Aunque hay un cine, tu sabes, donde vas con tu coche y ves desde ahí la película- Tú- ¿Enserio?- Simulaste emoción, con lo que el chico respondió un poco más animado- Si, si quieres te llevo…- Ibas a responderle, solo movías la boca, no sabias cuales palabras escoger para decirle que no.
Pero llego tu salvación. Paul- Hola hermosa, aquí tienes- Te dio tu vaso, y luego un largo beso en los labios. Reíste nerviosamente.
Paul miraba al chico con una mirada llena de fuego.
Chico- Bueno… Creo que debo irme…- Te tendió su mano, tu primero miraste a Paul, el miraba fijamente a los ojos de ese chico, luego tu miraste la mano de él y la estrechaste. Chico- Soy Eddie- Tú- Soy………………… Adiós- Eddie- Adiós- Hizo una mueca y se fue.
Paul- Eddie…- Tú- Si…- Bebiste de tu vaso.
Pasaron los minutos y Paul y tú platicaban de cualquier cosa, nada importante.
De pronto, las luces se apagaron y las reemplazaron por lámparas que daban luces tenues.
Entonces empezaron a poner música para bailar, en especial rock ‘n’ roll. Muchos chicos empezaron a acercarse a la pista de baile.
Ustedes solo miraban como bailaban las parejas.
Pasada como media hora. Paul te susurro cerca del oído- Acompáñame- Te tomo de la mano. Y te llevo directo a la pista de baile.
Empezaron a bailar todas las piezas de música que ahí ponían.
Tú estabas imparable. Todo lo bailabas, y Paul se movía tan bien.
La estabas pasando súper.
Después de una hora de bailar y bailar. Decidieron sentarse y tomar un poco más de ponche.
Platicaron sentados en unas bancas del salón. El ambiente había mejorado mucho, ahora ustedes reían, hacían bromas, trataban de ponerse serios pero no podían, era imposible.
Paul- Hay que ir a bailar de nuevo- Tú- Claro- respondiste con una gran sonrisa.
Bailaron una canción un poco menos movida que las anteriores.
Pero después de esa canción empezó otra muy lenta y suave.
(Primero, primero, ponle play a la canción y luego ya sigues. Espera a que se cargué, no importa. Pero no sigas sin la música de fondo)
Paul te miro directo a los ojos. Tú lo tomaste de su cuello.
Te recargaste en su hombro. Veías su hermosa barbilla. El te tomaba por tu cintura. Movía sus manos lentamente por tu espalda.
Para ti ya no existía nadie más que tú y él.
Movías tus piernas de un lado a otro lentamente. Pausadamente.
Sentías como su corazón palpitaba lentamente. Tu corazón estaba igual. Hasta sentías que sus corazones iban a unisonó.
Tus suspirabas muy profundamente.
No podías apartar la mirada de Paul, no podías.
Lo veías, lo contemplabas.
Sentías que ibas en una nube, sentías algo en el estomago, algo que nunca antes habías sentido. Nunca.
Te hacía sentir especial. Te hacía sentir deseada. Te hacía sentir amada. Ter hacía sentir importante. Te hacía sentir anhelada. Te hacía sentir… tantas cosas.
De nuevo suspiraste.
Y sabias que tú lo hacías sentir igual. Y él era algo mas para ti. Era tu hombre perfecto, tu hombre ideal, era el hombre con quien querías pasar el resto de tu vida. No había nada que pudiera evitar eso, no existía ningún temor, duda, preocupación dentro de ti respecto a eso. Lo amabas, y aunque nunca antes lo habías sentido antes, no tan profundo, sabias que esto era verdadero.
Nunca, nunca lo dejarías ir. Era tuyo, solo tuyo y tu eres solo de él. Lo amabas.