Paul- ¿Qué es eso?- Estaba alterado. Tú- Tranquilo, solo es el teléfono- Buscaste a tu alrededor y viste un teléfono muy viejo en una mesita de noche. Nunca lo habías visto.
Paul- Ah sí, sí, cierto- Y un poco aturdido fue hacia el teléfono.
Preferiste darle espacio a Paul para contestar su llamada.
Te acercaste a una ventana. Desde ahí no se veía más que pasto verde y muchos árboles. Te quedaste observando al horizonte y luego suspiraste. No sabias si ese era un suspiro de felicidad o de tristeza. Te sentías extraña.
Te deprimía pensar en sus pequeños viajes juntos. Aunque sabias que lo habías aprovechado al máximo, te desalentaba pensar que ya habían acabado. Pero tenías la esperanza de que pronto hubiera otro viaje con Paul. Con tan solo pensar en eso una sonrisa aparecía en tu rostro.
Paul- ¡Perfecto!- Volteaste rápidamente a ver a Paul, y viste el momento exacto cuando colgaba el teléfono, o más bien trataba de romper el teléfono.
Tú- Paul, ¿estás bien?-Paul miraba enojado la mesita de noche.
Paul mirándote, se veía tan hermoso. Su pantalón de mezclilla deslavado, su playera azul desarreglada, su cabello perfectamente despeinado, y sus ojos con la luz del sol, se veía tan guapo.
Paul- No, no. Estoy mal. Pero luego te explico. Ahora… ven- Estiro sus brazos hacia ti. Tú hiciste lo mismo y te encaminaste hacia él.
Tú- Te amo- Era muy cómodo eso. Estabas sentada en sus piernas. Tu tomándolo por su cuello y el por tu cintura. Paul- ¿Sabías que eres espectacular?- Tú- ¡Vamos Paul!- Paul- ¿Vamos qué?- Tú- No estés jugando- Paul-¿Jugando con qué? ¿Con que eres espectacular? Vamos tu y deja de jugar, tu sabes que eres perfecta- Recogiste tu cabello de los hombros nerviosamente.
Paul- Ven hermosa. Hay que desayunar algo. Muero de hambre-
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