Hola



25.7.12

Capitulo 1.148

 Él – Muy bien, aléjate, y huye de los problemas, ¡esta era la oportunidad de hablar! – Tú seguías caminando, pero apuntando a Paul con tu dedo índice - ¿HABLAR? ¡Eso no era hablar! - Paul subió a su auto y lo prendió. Tú estabas caminando hacia el mismo sentido en que los coches avanzaban en esa calle, así que en unos segundos Paul ya te había alcanzado en su coche. Paul – ¿A dónde vas? – Parecía más tranquilo, pero seguía gritando. Tú no respondiste, y el volvió a preguntar, y tú respondiste – ¿A dónde más, genio? A mí casa – Paul – Deja te llevo. – Tú – No. – Paul un poco más acelerado - ¿Y qué piensas hacer, eh? ¿Caminar hasta tu casa? – Tú – No me iré volando. – Paul – No sé cómo te puedo aguantar. – No lo soportaste más, tomaste tu bolso y lo lanzaste al auto de Paul. Él – Hey, hey, no hagas eso – Bajo de su auto para checar su coche. Él – Hey, mira lo que has hecho – Tú ni siquiera te habías detenido cuando lanzaste tu bolso, y menos en ese momento. Él - ¡Que terca eres! –
De nuevo Paul te había alcanzado con su auto, esta vez en silencio, así paso un rato.
Paul rompió el silencio diciendo - Vamos, no vas a ir todo el tiempo caminando. Esta demasiado lejos…- Tú – No me importa.- Paul – Cariño – Tú – Cállate.- Y así paso todo el camino.
Solo te detuviste cuando ya no aguantabas más los zapatos de tacón y te los botaste, pero desde el bar hasta tu casa caminaste.
No podías entender como había pasado esto, la verdad es que sí, tenían muchos problemas, pero lo que Paul había dicho… Jamás habías visto a Paul tan, tan furioso, jamás. Te asustabas al solo recordar como se acercaba a ti apuntándote mientras peleaban.
Estabas a unos dos metros de tu puerta y no pudiste más. Te caíste sobra el pasto de tu casa, ya no aguantabas. Tus piernas pesaban demasiado, tus pies dolían, tu corazón palpitaba muy rápido al igual que tu cabeza, y un nudo en tu garganta había aparecido desde el momento en que Paul había roto tus esperanzas.  Por lo mucho que habías transpirado calculabas que habían sido más de 7 kilómetros caminando, junto a un coche dispuesto a llevarte a tu casa. También habías calculado que esa proeza te había llevado más de dos horas en cumplirla.
Paul se paro junto a ti, llevaba sus manos metidas en sus bolsillos. Y sin decir nada se sentó junto a ti. Respirabas rápidamente, estabas totalmente recostada sobre el pasto, incluso ya habías buscado una posición más cómoda, ahora mirabas el cielo.
Paul sacó un cigarro, no lo prendió. Se escuchaba como miles de insectos haciendo sonidos naturales que se apoderaban de la noche. Tu respiración se iba controlando poco a poco; miraste a Paul, te diste cuenta que él no se fijaba en ti, así que lo observaste un rato: repartía sus miradas desde su coche, el cielo, las casas vecinas a ustedes, y al pasto. Pero de pronto el brazo de Paul se extendió y  su mano se dirigió hacia ti, y te tendió tu bolso, el que le habías lanzado. Tú dudando en tomarlo o no. – Gracias – Paul –Es lo menos que podía hacer – Ambos sonrieron. Ahora ya se miraban a los ojos.
Paul - ¿Me amas? – Prendió su cigarrillo. Tú – Con todo mi ser ¿Me amas? – Paul tardando en aspirar su cigarrillo para después contestar  – Como jamás he amado a alguien- Giró su cabeza y miró al cielo - ¿Esto va a durar? – Tú – Lo deseo con toda el alma – Paul – Tengo miedo…- suspiró – tengo miedo – te miró - de perderte. – Tú – Tengo miedo de que las cosas cambien – Paul – Siempre cambian –Tú – Siempre…- Paul giró su cabeza hacia ti, y con esa mirada de ternura dijo – Siempre es tu bolso el que nos salva, por así decirlo. – Tú – Eres tan perfecto para mí. – Paul con un ademán desinteresado – Lo mismo pienso. – Tú – Dame tu mano – Paul apagó rápidamente su cigarrillo y tomó tu mano, le dio un leve apretón, luego entrelazó lentamente, dedo por dedo, su mano con la tuya.
Tú – Acuéstate conmigo – Y por un momento volviste a sentir que solo existían Paul y tú, que sólo existía el amor que el uno por el otro existía, volviste a envolverte del olor proveniente se cuello, volviste a creer que sus corazones latían al unisonó.  Pero de pronto todo se te vino encima: las infidelidades, la relación que Paul había mantenido, las dudas que giraban dentro de tu mente, las horribles cosas que el hombre que abrazabas te había dicho y que rotundamente eran verdades, y ahora se sumaba algo más, los sentimientos que sentías acerca a Kevin.  Tomaste a Paul con más fuerza, y no lo soltaste, así era como querías que el resto de tu vida fuera, con el hombre que amabas, sin que nadie ni nada los molestara.
Paul prendiendo un cigarrillo nuevo – ¿Qué te parece si nos casamos? –

22.7.12

Capitulo 1.147


Paul te miró por unas tres horas,  juzgándote. O eso te pareció. Bebió el resto de su trago, después se concentro mirando el vaso vació, y sin más dijo –Me largo de aquí ¡Mesero! – Paul pagó la cuenta y se salieron de ese lugar.
Tomaste el brazo de Paul – Espera…- Él zafándose – No, no esperaré – Tú – Perdón, es que yo no sabía que iba a pasar… – Paul – No me importa, ¿sabes? – Tú con unas lagrimas en los ojos – Perdóname Paul, es que yo no quer-ía… – Paul – Esta no es la primera vez. – Tú corazón latía muy fuerte – Perdóname…- Paul ni siquiera te miraba. Tú – Es que es su culpa, yo nunca, nunca… Por favor, perdóname - Él lentamente - ¿Cómo quieres que no te perdone si yo hice lo mismo? – Juntaste tus manos y tus brazos estaban enfrente de tu pecho. Él - ¿No es en eso en lo que has pensado cuando lo hacías? – Tú mirando a los ojos de Paul, y respondiendo con rabia – ¿Qué tratas de decir? – Paul alzando sus brazos - ¡¡Es venganza!! – Tú muy lentamente, tratando de contener tus ganas de golpearlo en la cara -  Yo no he pensado eso. – Dudaste en responder, pero lo hiciste con tus manos pegadas a tu cuerpo conteniendo toda tu rabia -  Pero ahora que lo dices, está bien. Tiene mucha lógica: si tú me engañaste, ¿por qué yo no hacerlo?  - Paul te iba a interrumpir, pero tú seguiste – Pero no lo hice por eso, nunca sería capaza de hacer eso…- Paul - ¿Entonces qué esperas a que yo haga? Parece como si todo esto fuera un plan – Guardaste silencio, y solo  negabas con la cabeza. Paul – Así está el asunto si tú perdonaste mi – pasó sus yemas de los dedos por sus labios limpiando su boca- infidelidad,- comenzó a mover el pie, de arriba a abajo, nerviosamente - ¿por qué yo no tendría que perdonar la tuya? – Tú – Es algo muy diferente…- Tratabas de mantener el control, pero Paul te contagiaba la ira. Paul - ¿Qué diferencia tiene una infidelidad? – Tú riendo- Mucha, ¡mucha! Yo nunca sentí nada por él, nada, no siento nada cuando me besa, ni cuando me habla, ni cuando me, ni cuando me mira… – Sin notarlo ya estabas llorando desconsoladamente. Continuaste – Además, él solo me ha besado, ¡yo no sé qué hiciste tú con esa tal, tal – no recordabas su nombre – estúpida! - Paul moviendo vehementemente  sus brazos hacia ti - ¿Cómo sé que no sientes nada por él? – Tú interrumpiste rápidamente – No siento nada. –  Él sin importarle tu comentario –Pero yo ya la olvide, - lo interrumpiste - ¿Yo como sé que ya la olvidaste? Dímelo – Él negando con la cabeza - eso ya está en el pasado, ya nada importa, nada. – Tú – Que fácil es para…- Paul – Ya nada importa ni siquiera tú y yo- Tú moviéndote para atrás, como si hubieras recibido un empujón leve - ¿Qué dices?–Paul se detuvo y rió burlonamente. Tú flamígeramente - ¿De, de qué hablas? – Cavilabas. Paul – Oh, vamos, - abriendo los brazos - ¿qué no te has dado cuenta? – Tú casi susurrando - ¿De qué? Dímelo.- Paul riendo – Ya no nos amamos como antes. – Cada una de sus palabras salían de su boca y rebotaban dentro de ti una y otra vez. Tú desconcertada - ¡Cállate! – Él – Quieres que me calle para que no diga en voz alta lo que está sucediendo, algo que tú – te señalo – y yo sabemos desde hace tiempo…- Tú – Pues, pues – buscabas en la calle la respuesta del problema - todo esto ha sido tu y solo tu culpa. – Paul riendo y levantando los brazos al aire - ¿Solo por mi culpa? – Rió - ¿Solo por mi culpa? Déjame decirte, - se acerco a paso fuerte hacia ti, apuntándote. Sentías su aliento en tu rostro– es la culpa de los dos. – Dejaste a Paul hablando solo y con paso firme te alejaste de él, caminaste muy rápidamente, pues cuando Paul te gritó - ¿A dónde vas? – y tú giraste la cabeza para responderle ya eran más de 20 metros lo que los distanciaba - ¡Me largo, me largo para no estar contigo, Paul McCartney estúpido! -



 * Prepárense, ya viene lo rudo. (?)

19.7.12

Capitulo 1.146




Paul – Yo ni siquiera he comenzado a beber de mi vaso, y tú ya te has bebido dos – miraba su vaso enojado. Tú – Lo siento…- Y de un momento a otro bebió todo su contenido. Él - ¡Mesero!- El buen hombre se acerco a ustedes. Paul – Vodka, por favor – Mesero - ¿Solo uno? – Dijo mirándote. Paul sin importarle- No, no, dos, caballero – Mesero – En un instante – Paul hacia ti – No pensé que tendrías tantas ganas de beber esta noche – Tú encogiéndote de hombros – Ni yo – Paul - ¿estás bien? Esto no es normal en ti. – Parecía consternado. Tú- Tranquilo, estoy bien, solo que esta noche es diferente – besaste a Kevin – pero todo está bien. – Paul – Confiaré en ti. – Se acerco, a una distancia considerable, tú no hiciste ningún movimiento, solo que no lograste mirar por mucho rato los ojos de Paul, así que optaste por echarle un ojo al interesante mundo del traje de tu hombre. Mientras él, besaba tu frente suspirando.
El mesero trajo sus bebidas. Paul – Muy bien, debes de hacer tu mayor esfuerzo para que este sea un buen intento, ¿de acuerdo? – Tú – Sí, lo haré. – Dijiste seria. Paul – Muy bien. – Sonriendo – Ahora tú comienza a hablar – Tú - ¿pero de qué hablo? – Paul - ¡De lo que sea! – Tú – Muy bien, aquí voy- Aclarando tu garganta. Tú decidida escogiste un tema de conversación y fue este - Pues déjame contarte que cuando tenía seis años intente montar en un poni, ¡Un poni! – Paul riendo - ¡Un poni!- Tú –Así es, pero cuando estaba a punto de subirme al caballo miniatura, este empezó a correr dando saltos, y antes de poder montar yo ya estaba en el suelo cubriéndome mi cabeza de una posible patada de ese animal… y ahora… le temo a los caballos – Paul - ¿Temerles? Pero si los caballos son hermosos…- Mientras él, hacia ese breve comentario le diste un trago a tu bebida – Pero, ellos me odian- Paul bebía un pequeño sorbo de su vaso, tú lo imitaste y continuaste - Un día mi tío me llevo a su establo donde habían caballos de todo tipo, pensaba en darles una nueva oportunidad a los caballos para ser mis amigos… - bebiste -  Esta vez logré montar al caballo, y también logre mantenerme en él, pero….- Paul – Pero…- Tú bebiendo - ¡Pero este no se movió ni un poco! Todo el tiempo que estuve montándolo se quedo ahí parado- meneaste tus manos como si el caballo estuviera en el bar para darle una dirección de la ubicación del animal a Paul. Tú – Pero justo después de que me bajé del caballo – te acercaste a Paul – este comenzó a trotar sobre todo el campo.- Paul ríe – Incluso dice mi tío que este tardo un buen rato para que dejara de moverse – Paul - ¡Dales una nueva oportunidad! – Tú – Jamás. – Paul – Pero esta vez conmigo, ya verás que los caballos me aman.- Tú – Pero a mí me odian- Paul – Eso es mentira – Tú – No lo es. – Bebiste - ¿Qué pensarías tú si los caballos te hubieran hecho eso? – Paul sin pensar mucho– Nada – Ibas a replicar, pero Paul se acerca a ti y de nuevo besa tu frente – Lo lograste – Tú -¿Lograr qué? – Él – Lograste mantener tu vaso casi lleno por más de diez minutos – Tú muy emocionada - ¡Lo logré! – Abrazaste a Paul fuertemente. Él- Me enorgulleces – Tú - ¿Enserio? – Paul – Te invito otro trago… - con un movimiento de mano hace llamar al mesero, y este responde - ¿Qué desean? – Paul – Buen hombre, esta vez sorpréndanos. – Ríe tímidamente, y el mesero asiente con la cabeza.




Tú – Ahora te toca a ti contarme una historia – Paul - ¡Vaya! No sé que contarte…- Tú - ¡Vamos! Eres el magnífico James Paul McCartney y no tienes ni una historia que contarme. – Bromeaste. Paul – Déjame pensar – Tú mirando lo hermoso que era este hombre, que con tan solo mirarte te hacía temblar. Una mala iluminación del lugar provocaba que solo vieras bien algunas partes del rostro de este sujeto, que naturalmente lucía perfecto. Paul – Una vez mi padre me dijo que cuando conociera a mi mujer perfecta componer canciones románticas sería lo más sencillo del mundo – Te miró – y pues, nunca me había sentido tan inspirado. – El mesero llego con sus vasos. Paul – Gracias – Tomaste el vaso y bebiste rápidamente el contenido, esta vez no soportaste el ardor que este provocaba, lo dejaste a la mitad y ya sentías un hormigueo en tus piernas, y una urgencia por orinar.  Paul - ¡Wow! ¿Qué es esto? – Te echo un vistazo – Es demasiado alcohol ¿Estás bien? – Tú – Sí, s-í – Bebiste un poco – Creo que tengo una historia que contarte – dijiste muy seria. Paul sosegado dijo – Cuéntame – Tú – Esta noche he…- bebiste el resto de tu bebida – he besado a Kevin. – 


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16.7.12

Capitulo 1.145




Tú – Vete de mi casa – Kevin mirándote, y tú sin quitar la vista del suelo. Tú – Por favor, vete – Kevin – Te ves hermosa – Tú mirándolo con desprecio – Por favor, solo vete - Se alejo de ti, moviéndose hasta la puerta donde se detuvo y giro, tú rápidamente volviste a mirar al piso. Él –Hoy me di cuenta de que tú me quieres, y yo también te quiero… – Tú dudando– Solo sal de mi casa.- Salió con una sonrisa entre labios cerrando la puerta, tú corriste hasta una ventana donde discretamente podías ver a Kevin. Lograste verlo caminando a su coche rojo, mirando de vez en cuando para tu casa. Cuando llegó a su auto, encendió un cigarrillo, después tomó asiento en el cofre. Ahí estuvo hasta que su cigarro se hubiera terminado, antes de subir a su auto echó otra mirada a tu casa, después miró a la ventana en donde tú estabas espiándolo. Tú, tratando de ser discreta cerraste rápidamente el pequeño hueco en donde solo tus ojos y nariz se podían ver, mientras escuchabas el motor del auto de Kevin irse.


No pasó más de un minuto para que el sonido de un motor sonara de nuevo fuera de tu casa. Pensando que era Kevin, decidiste cambiar de posición, y te moviste hasta la puerta en donde podías ver, no tan bien como en la ventana, pero desde ahí descubriste que era de Paul de quien se trataba. Antes de que él tocara para llamar a la puerta, tú abriste ésta.


Paul sonriendo desconcertado - Hey, ¿cómo sabías que había llegado?- Entró a tu casa sin antes darte un beso que te tomó desprevenida y provocó un estado instantáneo de culpa en ti. Paul te miraba esperando una respuesta- Ah, es que, es que, yo pensé que llegarías bien- Paul extrañado- Ah, pues así es – Él jugaba con las llaves de su auto con sus manos. Tú – Sí, todo está bien, lo está – Una risa nerviosa que más parecía un lloriqueo. Él- ¿Te encuentras bien? –Guardo sus llaves en un bolsillo de su pantalón. Tú – Claro – otra risita tonta - ¿por qué no estarlo? – otra risa. Paul – Pero por supuesto como no estar bien, sino mírate. Te ves hermosa – Se acerco a ti, y con la palma de su mano rozó tu mejilla, luego lentamente te tomó por el mentón y te acercó a sus labios. Tú - ¡Pensé que ibas a llegar más tarde, pero mírate estás aquí! Hay que jugar un juego de mesa- Habías hablado tan rápido que la sangre había subido a tu cara. Paul- Luces estresada – Tú – Ni me lo digas…- ¿Juegos de mesa? ¿En que pensabas? Te decías dentro de ti. Él- Te llevaré a tomar unos tragos, tiene mucho tiempo que no salimos – Tú - ¿Estás seguro? – Paul – Claro, ven. – Extendió su mano hacia ti. Tú – Espera, tengo que…- cerraste los ojos- ¡hacer algo! – Paul – Seguro, te espero aquí. – Tú – No, no, espérame en el auto – Paul – Está bien, te esperaré ahí – Se acercaba a ti para darte un beso. Tú – Sí, sí, en el auto. – Te alejaste de él de un brinco y subiste desesperadamente las escaleras, entraste al baño y lavaste tus dientes, esperando que con el sabor de la pasta de dientes y con el agua el rastro de los labios de Kevin se fueran. Te miraste al espejo, y nada parecía diferente a antes de que Kevin te besará, esto te tranquiliza, pero después, te alarma. Le das la espalda a tu reflejo. De pronto recuerdas que Paul te está esperando en su auto, sales del baño, pero al dar un paso fuera de la habitación decides regresar y lavar nuevamente tu boca, esta vez más rápido pero con movimientos más fuertes, incluso haces que salga un poco de sangre de tus encías.






Paul - ¿Por qué has tardado tanto? – Tú – Solo ha sido un poco, exageras – Te acercaste a él para besarlo, pero no podías, estabas a unos centímetros de él, Paul mirando a tu boca, y tú estabas con tus labios listos para dar un beso, y besaste a Paul, pero en su mejilla. Él, se acomodó en su asiento, parecía molesto. Y lo estaba, pues en todo el camino no dijo nada, tú hacías estúpidos comentarios, y agradecías que Paul no respondiera a ellos.


Él- Hemos llegado, no es a lo que estamos acostumbrados, pero he venido algunas veces aquí, y es un lugar tranquilo- Y lo era, parecía que ese día toda la gente se había esfumado de ese vecindario, durante toda la velada, solo habías visto a no más de veinte personas.




Entraron al bar, y tomaron asiento en una mesa alejada de la barra, así que un mesero fue y pregunto que deseaban para tomar. Paul decidió tomar un whisky- ¿y tú qué quieres, amor? ¿Una soda, vino? – Tú – Esta noche quiero lo mismo que tú – Paul riendo y apoyando un codo sobre la mesa - ¿Estás segura? – Tú – Claro, no hay problema – Paul sonriendo – Muy bien, dos whiskys – Paul espero hasta que el mesero se hubiera ido - ¿Whisky? – Tú - ¿Qué tiene de malo? – Paul – Me parece que la última vez que bebiste no te fue tan bien. – Tú sonrojándote a una velocidad impresionante. Paul tomando tu mano – Estaba bromeando, está vez yo te cuidaré. – Tú – Gracias, y por favor, no me recuerdes esa noche, de nuevo te pido disculpas. – Paul con una risita pícara – Esa noche te veías linda con ese vestido. – Tú – Me encanta lo que estás diciendo, pero ya no hay que hablar más de esa noche, por favor. – Te agachaste cubriendo tu rostro con tus manos, seguidamente Paul toca tu hombro- Tranquila, esta noche será diferente. - Mesero – Aquí están sus bebidas – Paul – Muchas gracias – Tomaste tu vaso y bebiste rápidamente. Sentiste cada paso del líquido en tu garganta quemándote por dentro, pero este sufrimiento, te ayudo a sentirte mejor por lo sucedido con Kevin, así que terminada la bebida llamaste al mesero y dijiste - ¡Otro whisky, por favor!- Paul – Hey, hey, hey, tranquila… - Tú – Lo siento, es que… tenía sed. – Paul – Esa no es forma de beber…- Lo dijo con un tono un tanto de regaño, y tú te sentiste muy avergonzada – Sí, lo sé, perdóname, Paul – Él con una expresión de angustia en su rostro repuso rápidamente - No, eso no es lo que quise decir, pero es que debes de beber con estilo.- Repuso. El mesero trajo un nuevo vaso con whiskey, y se alejó. Tomaste rápidamente el vaso, lo dirigías hacia tu boca, pero Paul te detuvo derramando algunas gotas de la bebida. Él- No, no, no, espera – Se levantó de su asiento, y fue junto a ti, donde estaban más juntos. Él – Espera, bebe conmigo, y con estilo – Tú sonriendo ampliamente – Claro – Paul – Lo primero que debes de hacer es saber que un vaso de cualquier bebida te debe de durar por lo menos diez minutos, así que le debes de dar pequeños sorbos, cada vez que dejes de hablar y tu compañero – hizo un gesto con su rostro refiriéndose a ti – haya tomado la palabra, ¿entiendes? – Tú – Sí, sí, sí, – quitando el cabello de tu rostro con la mano que no estaba sosteniendo el vaso de whisky – creo que lo entendí. – Paul – Hay que hacer un intento – Tú – Sí. – Paul – Yo empezaré hablando – Tú – Entendido. – Paul – Hoy te extrañé… No, no, no lo hagas tan pronto espera unos momentos – Tú – No dijiste eso. – Paul – Lo sé, pero recuerda que esto solo es un intento ¡Concéntrate! – Tú – Muy bien, continua… – Paul mirándote – De acuerdo, aquí voy – aclara su garganta – Hoy te extrañe muchísimo, amor – Tú – Yo pensé mucho…- besaste a Kevin – en ti. – Paul - ¿Qué pensa…? ¡No! – Habías bebido todo el contenido de tu vaso.






-> Espero que puedan comentar y decirme lo que les gusta y no les gusta del fic. Gracias.

12.7.12

Capitulo 1.144


Paul tenía que dejarte.

Él- Lo siento, cariño- Antes de poder decir algo, Paul de nuevo había tomado la palabra- Te prometo que llegaré en la noche, y será magnifico- Tú con una mano en el cuello- Claro, no hay problema- Y no lo había. Paul- Te extrañaré demasiado-  Había cambiado de actitud, ahora era muy tierno y todo lo que decía lo hacía con un tono suave y con una mirada coqueta. Tú sonriendo- Yo igual te extrañaré. Espero que no tardes- Paul tomando un abrigo- No, no tardaré, solo hay un par de cosas de las que debemos hablar- Un silencio pequeño pero totalmente hueco. Él- Bueno, me iré- Tú rascándote tu frente- Sí, sí, adiós- Él se plantó enfrente de ti, y te dio un dulce beso. No pudiste contener tu risita nerviosa ante tal beso tan lindo.
Acompañaste a Paul hasta la puerta de la entrada y lo viste irse con su rostro totalmente cubierto por unas gafas y una bufanda verde.
Desde su automóvil se despidió de ti con un movimiento de manos y un beso, tu desconcertada, contestaste con los mismos ademanes. Después, Paul se alejo junto con el sonido del motor de su coche. Cerraste tu puerta con un movimiento brusco y respiraste profundamente.
No sabías muy bien qué hacer,  pero algo dentro de ti te mandaba, y aquella cosa provocó que subieras a tu habitación, tomaras un largo baño, después buscaras un conjunto que cumplía con los requisitos que buscabas: discreto pero sin mucho que dejar a la imaginación.
Fuiste a parar enfrente de un espejo, y comenzaste a maquillar tu rostro, ese día estabas inspirada: tu maquillaje había resultado bien. Utilizaste un color rojo en tus labios, y un negro en tus ojos. Peinaste tu cabello como de costumbre.
Y para finalizar tomaste unos zapatos altos, y bajaste con dificultades las escaleras por tu poca habilidad al usar zapatillas.
Ya había obscurecido y se te ocurrió una idea brillante: prender algunas velas.
Terminada esta idea, tu casa parecía a esas habitaciones de película para adultos. El impulso para apagar las 34 velas que habías prendido cesó por ese algo que sentías dentro de ti.
De repente un sonido detrás de tu puerta rompió con el trance del movimiento del fuego de las velas - ¿Estás ahí?- Sabías que esa voz no era de Paul, pero ibas a descubrir de quién era.
Tú abriendo la puerta- Hola- Y era Kevin, con un peinado hacia atrás, y con una chamarra café, y unos pantalones deslavados. Él- Hola, wow…- Te miraba de arriba para abajo- Discúlpame- frotó sus ojos- es que no esperaba que…- Tú tímidamente- Hola…- Kevin riendo - Hola, te he traído esto- Se movió hacia donde estaba puesta la banca fuera de tu casa. Estaba obscuro, así que no lograbas ver bien de qué se trataba. Pero cuando estaba más cerca de la puerta que la alumbraba un foco dentro de tu casa, lo viste: Eran más de 20 rosas, calculabas que eran 35.
Kevin las manejaba muy bien con sus largos y fuertes brazos, pero para ti, con tus débiles y pequeños miembros esto era una labor difícil.
Tú- Muchas gracias, Kevin… Son, son hermosas- Kevin- No es nada, pero… -  Intentabas sacar tu cabeza detrás de todas esas rosas enormes. Kevin intentaba ayudarte a cargar las flores, tú con mucho entusiasmo se las entregabas, el tomo el ramo de flores mientras tu se las dabas, y por un breve momento sus manos rosaron, y una mirada entre ustedes dos que duro segundos, pero hizo que tu corazón latiera muy deprisa.
Kevin- Permíteme, las dejaré en un florero- Tú recogiendo un mechón de cabello de tu rostro- Por favor.- Kevin- No pensé que fueran tantas… Ahora que las veo creo que me excedí- Tú- Son muchísimas, pero me encantan- Kevin – Me alegra – Tú- Pero no deberías haberlas comprado-  Kevin te miró a los ojos y tu evitaste su mirada. Él – Te ves bellísima – Tú – Muchas gracias, pero no exageres – Kevin se acerco a ti, a tal punto de poder susurrar en tu oído – Eres una chica hermosa…- Se iba acercando a un más, a tal punto que sentiste rozar su nariz con tu nariz – Eres una mujer encantadora…- Tú dando un paso muy pequeño hacia atrás – Kevin… - lo miraste, y su mirada no te decía nada, pero te estremecía. Reposaste tu mano sobre su hombro. Él- Muero por besar tus labios, por tomarte por la cintura y acercarte a mí…- Tú sin advertir que ya habías quitado la distancia del paso que habías retrocedido y meneando lentamente tu cabeza negando. Y sin más, Kevin te tomo por la cintura y tal y como lo describió te besó. Rápidamente te recargo sobre la pared, y te beso salvajemente, tomándote del cuello, tú lo tomaste por sus manos para alejarlo de ti, pero no sin antes haber disfrutado un poco de ese beso.