Paul con un color pálido en su rostro que resaltaban sus
ojos claros- ……………………………… ¿qué te ha pasado? – Tú – Nada, nada, solo ha sido un
accidente. – Paul – Cariño, ¿cómo te encuentras? –Se acercó a ti y lo primero
que hizo fue besar tu frente, un tranquilizador beso – Paul - ¿Qué, qué sucede
aquí? – Por fin reparó en Evan y volvió a preguntar - ¿Qué pasó? – En eso Paul
recuperó su color normal, incluso sus mejillas se ruborizaron rápidamente, Evan
dando un paso para adelante – Permítame explicárselo. – Paul te miraba rogándote
que le explicaras. Evan continuó – La señorita……………………..ha sido víctima de un
accidente por mi culpa. – Paul alterado - ¿Qué le ha hecho? – Dio un paso para
Evan, y este no se asustó, a pesar de la corta distancia que existía entre
ellos dos, Evan permaneció en el mismo lugar sin apartar su mirada de Paul, ni
tampoco modificando su tono de total seriedad – Lamentablemente ella ha sufrido
algunas heridas, igual que su coche que ha sido muy dañado. – Paul iba a
interrumpirlo, pero Evan con su dedo índice apuntando al techo indicó que aún
no había terminado. – Pero, esto no ha sido totalmente nuestra culpa: la lluvia
había comenzado a empeorar, pero mi chofer, con sumo cuidado iba manejando,
habíamos podido ver la luz verde del semáforo, así que dedujimos que se podía
pasar, pero, nuestra sorpresa fue que
había un auto varado en medio de la calle en donde transitaban los coches, y
este ha sido el automóvil de la señorita que ha sufrido varias lesiones pero
nada más por un simple accidente que ella misma provoco. – Paul de nuevo lo iba
a interrumpir, pero con el mismo ademán indicó que no era todo. – Así que aquí
le hemos dado un trato que ella ya firmó. –Asintió para que esta vez Paul
tomara el poder de la palabra, Paul sin quitarle la vista a Evan te dijo – No
firmes nada, cariño. Traeré a mi abogado aquí. – Evan se sobre exalto pero lo
ocultó rápidamente, vaya que era un hombre de negocios. Él – Señor, señor, - al
ver que Paul no respondía se limitó a decir – Kevin, no es necesario, en el
trato solo hay unas cuantas cláusulas que no tienen importancia. – Tú estabas
avergonzada. Paul enojado - ¿Cómo me llamó? – Evan juntando sus palmas – Lo
lamento, es que aun no me ha dicho su apellido, así que me tomé el atrevimiento
de llamarlo por su nombre. – Paul – Yo no me llamó Kevin. – Evan desconcertado
y mirándote - ¿No es así? Pues yo pensé que usted… - Lo interrumpiste – No, no
se llama así él es Paul, Paul McCartney. – Tu novio con una amarga sonrisa –
Así es, yo soy Paul McCartney. – Fue hasta ti, y pasó un brazo delicadamente
por tu cuello, o por el collarín. Evan – Excelente, señor McCartney, yo me
llamó Evan Mason – Estrecharon sus manos. Evan - ¿McCartney? Me parece
conocido, ¿es usted dueño de alguna empresa, un hombre de negocios, acaso? –
Paul riendo y mirándote – No, no nada de eso. – Evan – Que extraño, me parece
ya haber escuchado su nombre antes. – Paul – Me lo imagino. – Bromeó, él y tú
rieron. Evan ofreciéndoles una sonrisa - Entonces todo está solucionado aquí,
no es necesario que llame a su abogado, señor McCartney – Tú – Es que… - Paul
te interrumpió tajantemente – No, hasta que mi abogado no esté aquí no firmará
nada. – Evan consternado – Pero es que la señorita ya ha firmado – Tú – Vamos,
Paul, no me ha pasado nada, todo está bien – Paul giro a verte y se acercó lo
más que pudo a tu rostro – Cariño, este hombre te hirió, merece ser castigado.
– Tú sorprendida – Paul, por favor, estoy bien, sólo han sido heridas leves. –
Paul un poco molesto – Nena, piénsalo bien. – Evan – Señor McCartney, creo que
usted no sabe, pero ……………….. saldrá beneficiada, le pagaremos una gran cantidad
como indemnización por sus heridas, la reparación de su auto está saldada, y no
decir de los gastos médicos. – Paul - ¿Podría dejarnos a solas? – Tú – Cariño,
por favor…. – Evan sonriendo como si hubiera escuchado una broma muy graciosa –
No creo que sea necesario – Paul se apartó de ti, se acercó a Evan y lo tomó
por su saco. Tú – ¡Paul, por favor! Déjalo en paz, ya he firmado los papeles,
no hay vuelta atrás. – Evan sin inmutarse- Exactamente, señor, - se soltó del
puño de Paul, reacomodó su saco y agregó con desdén tomando los papeles que
habías firmado de una mesa junto a tu cama- aquí los tengo, tenemos un trato-
Seguido de esto salió de la habitación.
Paul – Malditas ratas burguesas… - Tú – Sólo es
un hombre más preocupado, déjalo- Paul miraba la puerta donde había salido Evan
con tanto odio encendido en sus ojos, segundos después reparó en ti y un poco
distraído preguntó - ¿Estás bien, amor? – Tú sonriendo – Sí, ahora estoy
mejor.- Paul – Yo tenía un mal presentimiento de esto. – Tú – Nadie sabía lo
que iba a ocurrir, tranquilo. – Paul sentándose a tu lado suavemente –Esto
nunca hubiera pasado si yo te hubiera acompañado. – Tú riendo – Vamos, Paul,
deja de decir eso – Paul abrazándote delicadamente – Me alegra que estés bien,
pero, si hubieras ido conmigo esto no
hubiera ocurrido. – Tú un poco molesta y pasando tus manos por su cuello hasta
su nuca para tomar entre tus dedos mechones de su cabello– No lo sabemos, Paul.
– Él – Lo sé, pero por lo menos sabemos que yo te hubiera protegido. – Tú con
una sonrisa entre labios – Sí, lo sé, Paul. – Te miró tiernamente – Te amo,
señora McCartney.- Tú – Te amo, señor McCartney. –
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