Hola



21.8.10

Capitulo 1.23

Decidiste ir a arreglarte. Acabaste muy rápido. Ahora el tiempo te parecía eterno.



Cuando faltaban diez minutos para la hora acordada con Ringo saliste de tu casa, pensabas ir caminando, estaba cerca de tu casa.


Aun así llegaste antes que Ringo. Te sentaste en una esquina, pensaste que así sería mejor para Ringo, pues eso era lo que hacía Paul y a veces le funcionaba. Tu pediste otro café en ese lugar y esperaste a Ringo. Él no tardo tanto.


Ringo-Hola, ¿cómo estás?- Tú- Pues no tan bien como de costumbre- Ringo- Que mal…- Llego una señora y le pregunto a Ringo- ¿Qué desea pedir?- Ringo tomo el menú y le dijo- Quiero… unos waffles… una dona de chocolate y para tomar un chocolate caliente, por favor- Tu miraste a ver a Ringo y el te dijo- Es que no he desayunado, discúlpame- Y sonrió. Tú-Perdóname si hice que vinieras tan rápido- Ringo- No importa… Bueno cuéntame, ¿Qué vas a hacer?- Tú- No sé, es que no quiero que esto con Paul acabe… pero es mucho tiempo… yo sé que es su trabajo, pero no creo que sea lo mejor- Ringo- Mira, es que se nota que Paul te quiere mucho y también se ve que tu lo quieres… Y creo que no pasara nada si él se va…- Tú- Vamos Ringo, ponte en mis zapatos, no es tan fácil- Ringo- Si lo sé. Pero, ponte en los zapatos de Paul, el tampoco se la está pasando bien- Tú- Si, tienes razón- Ringo- Y, ¿Qué es lo que más quieres?- Tú- Pues… seguir con esto- Ringo- Pues sigue… no creo que Paul se olvide tan fácil de ti- Tú- Cualquier hombre se olvida de una muer si está rodeado por chicas lindas y dispuestas de todo por y con el- Ringo- ¡Hey! Eso no es cierto yo si le seré fiel a mi novia- Tú- ¿Novia?- En eso estaba llegando lo que Ringo había pedido. Ringo- Pues sí. Me atreví y acepto- Tú- Que emoción. Me alegro mucho por ti- Ringo- Si, y le prometí que le iba a ser fiel, y que me acordaría de ella todo el tiempo, y de llamarle y así. Esto deberían de hacerlo ustedes- Tú – Pues sí, no parece mala idea- Ringo comenzó a comer y tu a pensar… eso no era tan mala idea. Tú- Creo que le diré que seguiré con lo nuestro- Ringo- Me alegro- Tú- Me prometerás que no harán nada malo- Ringo- Vamos, si todos nosotros somos apenas unos niños- Tu- Claro- Ringo- Bueno, vigilare a Paul- Tú- No quiero que lo vigiles, solo que… bueno… prométeme que no harán nada malo- Ringo- Te lo prometo- Tú- Gracias Ringo- Ringo- De nada… Hey, ¿no quieres nada de desayunar? Me siento mal comiendo y tu tomando café- Tú- Tienes razón… Voy a pedir algo- Llamaste a la señora que atendía. Pediste unos huevos revueltos. Comenzaste a comer con Ringo. Tú- ¿Crees que sería buena idea ir a su casa y decirle que quiero seguir con lo nuestro?- Ringo- No sé… A mí me gustaría que me hagan una cena- Tú- ¿Quieres que te haga una cena?- Ringo- No, bueno, no sé Paul, pero me gustaría que si alguien decide seguir conmigo a pesar de no vernos en un par de meses… Pues me gustaría que fuera algo más dulce, o no sé- Tú- Que linda idea Ringo. Tu sí que tienes un gran ingenio- Ringo- Si, eso díselo a los demás- Tú- Claro que todo el mundo lo ha notado. Tu eres muy especial- Ringo- Gracias. Tu también- Ringo era tan bueno. Ahora si lo apreciabas más. Siguieron comiendo. Cuando acabaron Ringo se ofreció a pagar.


Ringo- Yo pago. No te preocupes- Tú- Bueno… gracias- Salieron del lugar juntos y se despidieron.


Ringo- ¿No quieres que te lleve a tu casa?- Tú- No, gracias, vivo aquí cerca, ¿No lo recuerdas? Además quiero caminar- Ringo- Ah sí, claro. Bueno. Adiós- Subió a su auto y se alejo. Tú comenzaste a caminar hacia tu casa. No sería tan mala idea hacer una cena para Paul. Tú no podías pagar lugares caros y lujosos. Pero si podías hacer algo dulce y romántico.


Ese día decidiste no hablar con Paul. Le llamarías mañana. Y así pasó. Al día siguiente le llamaste a Paul.


Tu- Ohm… Hola…- Ringo- ¡Hey! Qué bueno que llamas, Paul está muy deprimido. Ahora te lo pasó- Tu- Gracias Ringo- Esperaste y escuchaste la voz de Paul.


Paul- Hola, hola… eh… y, ¿Cómo estás?- Tú- Bien, gracias, y, ¿tu?- Paul- Pues no tan bien… y, ¿en qué has pensado?- Tú- Pues quería que habláramos. ¿Puedes venir el viernes en la noche a mi casa? Yo creo que después de las siete…- Paul- Si, sí, sí, claro- Tú- Bueno, gracias. Adiós- Paul- No cuelgues, por favor- Tú-Ok. Y, ¿De qué hablaremos?- Paul- Pues… cuéntame de tu día, ¿Qué tal te fue hoy?- Tu tampoco querías colgar así que le empezaste a contar desde que te levantaste hasta ese momento que hablabas con él. Tú- Y, ¿tú que has hecho?- Paul también te conto todo su día con detalles y todo. Era muy lindo escuchar su voz, aunque fuera solo por teléfono.






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